El telón de acero catalán

César Arranz Conte. 2º de BTO IES Félix de Azara

Con estas palabras no busco convencer a nadie de que debe aceptar de buen gusto la ruptura de su país, o que, por el contrario, debe quedarse a disgusto en otro que no considere suyo. Desde el 2012 vivimos en Cataluña una auténtica vorágine de idas y venidas, de plebiscitos con los que nadie está de acuerdo, de manifestaciones que siempre son de una minoría.

En Cataluña todos tienen la mayoría silenciosa (o chillona), pero cuando se ponen urnas, nadie es capaz de movilizarla, nadie pasa la barrera del cincuenta por ciento, nadie admite que el otro haya sacado más votos, todos tienen una excusa por la que conocen y actúan con la verdad.

Los independentistas son el gobierno legítimo, la mayoría del 1 de octubre, la mayoría de escaños y más votos que los constitucionalistas; los unionistas tienen un gobierno para todas los catalanas, la mayoría de votos y un partido que gana en escaños y voto popular al resto de formaciones. Todos lo tienen todo pero, en realidad, nadie tiene nada, nadie tiene una mayoría cualificada para llevar a cabo su propuesta. La mayoría de Cataluña no se quiere ir, pero tampoco quedarse, no creáis que yo quiero recuperar la «tercera vía» o el Estatut; siento decir que eso ya está muerto. He reflexionado mucho y, mal que me pese, no podemos proclamar unilateralmente una república, pero tampoco podemos compartir piso con quien no nos deja poner nuestros cuadros en el orden que nosotras queremos. Me explico: Cataluña no reclama en su mayoría la independencia, reclama la autonomía, reclama soberanía, democracia… reclama llibertat.

Siento comunicarle a la CUP que Estado español y libertad son términos compatibles, también lo es democracia o soberanía. Igualmente, a M. Rajoy le digo que si Puchi no puede olvidarse de los más de dos millones que han votado quedarse, él no puede hacer lo propio con los otros dos que han votado irse.

El debate ahora es mayor. Ahora no calmas al dragón entregándole una oveja diaria, quieren decidir en educación, en sanidad, que nadie le tumbe las leyes sociales... Ahora la independencia no va de burgueses catalanes sino de proletarios. Antes de que se pongan nerviosos los unionistas, no me vale lo de que Cataluña es una de las regiones con más autonomía, y el Estado español, uno con la mejor sanidad; ese no es motivo para dejar de luchar.

Respecto a los resultados del 21D, solo mandar fuerza a las catalanas y un mensaje a quienes tienen el difícil deber de representarles. Que no olviden dónde están, qué representan, no posturas sino personas, y que tienen el deber de respetarlas a todas.

El Estado español no funciona, la Constitución no funciona, Cataluña no funciona; reconstruyámoslo todo, todas juntas, ya tendremos tiempos mejores para aglutinar mayorías.