En agricultura, en cine, en rescates o para entregar mercancías o apagar incendios. Los drones se usan ya para muchas cosas en nuestra sociedad. Hace tiempo que estas aeronaves no tripuladas tomaron el vuelo y su uso se ha extendido y popularizado, así que era cuestión de tiempo que se introdujeran también en el mundo del deporte. En paralelo a la proliferación de estos aparatos han surgido las carreras FPV, una modalidad en auge y que algunos consideran ya la «fórmula 1 del aire».

En Aragón hay varias empresas que ofrecen servicios aéreos con drones. Una de las más veteranas es Envuelo, conocida por sus fotos y filmaciones durante las crecidas del Ebro. Su responsable, Iñaki Latorre, es también aficionado a los drones de carreras. Según explica, el origen de esta disciplina es bastante reciente. «Las carreras de drones se pusieron de moda en el 2015, pero realmente adquirieron un peso importante en el 2016, cuando se celebró en Dubai la primer carrera de drones con un premio de un cuarto de millón de dólares para el ganador», cuenta.

Las carreras de drones han ganado popularidad por varios motivos, pero el más importantes, según este piloto, es «la sensación de estar subido encima del dron». Hasta ahora, los drones se pilotaban en tercera persona, es decir, los veías volar. Pero en las carreras de drones, el piloto guía su dron con unas gafas conectadas a una cámara en el aparato, lo que le hace sentir como si estuviera físicamente dentro de él. Es lo que se conoce como Fist Person View (FPV) o vista en primera persona. «Era algo que se había experimentado antes en aeromodelismo pero es en los drones de carrera donde tiene su éxito», revela Latorre. Aunque estos componentes se venden por separado, ya hay en el mercado drones con este sistema incorporado.

A la sensación de estar dentro del dron, se suma el aliciente de la velocidad. Los drones de carreras pueden alcanzar los 180 kilómetros por hora. Para el responsable de Envuelo, «es como estar en un videojuego, con la diferencia de que aquí estás compitiendo en el mundo real, te puedes estrellar contra el suelo o chocar con otra persona».

Circuitos cerrados y ‘freestyle’

Las carreras de drones no han hecho más que despegar, pero cada vez se realizan más competiciones indoor y el número de espectadores va al alza. Hay dos tipos de carreras, las de velocidad y las de piruetas o freestyle. En ambos casos, los circuitos tienen un aire futurista, lleno de neones, curvas cerradas, boxes para cambiar baterías y, en algunos casos, hasta cámaras y comentaristas.

La Federación Aéronáutica Internacional establece una serie de normas y categorías para las carreras de drones, por tipos y pesos, y también cómo deben ser los circuitos en los que corren estas aeronaves. Existen tres tipos de obstáculos o puertas, como se conocen en la jerga drónica. Están los arcos, semicírculos a ras de suelo que hay que atravesar por debajo; los círculos, más elevados y algo más pequeños, por los que se pasa haciendo una pirueta; y los cubos, a los que se puede entrar por cualquier lado, hacer una pirueta y salir por otro.

En una carrera de velocidad suelen competir entre 5 o 6 drones al mismo tiempo, y las de freestyle se hacen por separado. «En estas carreras se valora tanto lo rápido que sea el piloto como la ejecución de las maniobras, y las hay que combinan ambas modalidades. Es todo tan nuevo que aún está por definir», relata el responsable de Envuelo.

A la pregunta de si estamos ante la futura Fórmula 1 del aire, Latorre se muestra convencido de que así es. Además, «tiene una gran ventaja y es que es muy barato y puede participar cualquier persona». Según el piloto, se pueden encontrar drones de competición con gafas y mando incluido desde 800 o 900 euros, o también comprar los componentes y hacértelos tú mismo. «Un kit de iniciación para iniciarte y probar puede estar en los 200 euros y las gafas más económicas rondan los 50. La cantidad de información que hay en internet sobre esto es brutal. Sin saber absolutamente nada, lo puedes hacer sin problemas», asegura.

Pero en las carreras de drones no todo es velocidad y destreza a los mandos. El componente tecnológico es muy importante, y los pilotos de drones deben tener nociones de electrónica y programación para poner a punto sus aeronaves.

Según Latorre, los drones llevan una gran tecnología en su interior. «Dentro del dron hay un ordenador principal, la controladora, que es la que recibe las órdenes del mando, y cada motor lleva unos variadores a las órdenes de la controladora principal. Esta controladora se puede programar para que el dron tenga una actitud u otra según la orden que le des», concreta el experto.

Al igual que con el resto de aeromodelos, para volar un dron de carreras hay que cumplir una legislación muy estricta. «Lo ideal es hacerlo en un campo de vuelo habilitado para ello, y en el caso de no poder ir a uno, salir fuera de aglomeraciones urbanas y, como mínimo, a 8 kilómetros del aeropuerto». Además, si vas a volar este tipo de drones con las gafas puestas, tiene que haber una persona que tenga contacto visual con el dron. Al final, indica Latorre, «el sentido común te dice dónde puedes volarlo y dónde no, porque son aparatos que corren mucho y las hélices son muy peligrosas».