La forma tradicional de ver televisión, es decir, sentados frente a ella en el sofá de casa, está cambiando. La televisión y sus contenidos están ahora en nuestros ordenadores y en nuestros móviles, y ya no es necesario que estemos en un lugar y en un momento determinado para ver nuestro programa favorito, podemos ver lo que queramos, cuando queramos y donde nos apetezca.

Según un estudio del Reuters Institute for the Study of Journalism, la forma tradicional de ver televisión disminuye en los países desarrollados entre un 3 y un 4% cada año. «Esto no quiere decir que cada vez veamos menos televisión, sino que el consumo de esos mismos contenidos por otras vías se está incrementando», explica Javier Hernández, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad San Jorge de Zaragoza.

Hablamos de tabletas, ordenadores e incluso móviles que la gente joven y también de mediana edad con cierto nivel de alfabetización digital utilizan para ver los programas que les gustan. «Estamos ante un consumo mucho más interactivo. El servicio a la carta te permite generar tu propio menú y consumir cuándo y dónde quieres, desde cualquier pantalla», sostiene Hernández.

El auge de las tecnologías digitales y de plataformas de televisión bajo demanda está detrás de este cambio de hábitos que ha llegado para quedarse. Cada vez hay más contenidos divididos por tipos de audiencia, lo que facilita que cada persona elija lo que más le gusta. Según el profesor de la San Jorge, «el usuario es ahora mucho más dinámico, participativo y multipantalla. El abanico de contenidos es cada vez mayor y se tiende hacia un espectador que ya no es el chopped potato que llamaban los americanos a ese tipo que se sienta en un sillón y ve todo lo que le echen».

Estos nuevos hábitos de consumo plantean nuevos retos para las cadenas de televisión, que deben ofrecer alternativas. Las cadenas generalistas apuestan por nuevas maneras de producir contenidos, y al mismo tiempo, conseguir que la audiencia participe en esos programas. El público joven ya no se conforman con ver un programa, también quieren comentarlo y compartirlo con el resto de la comunidad.

Un mundo de contenidos

Es así como surgen las comunidades de fans y los universos transmedia, un concepto muy en boga según Hernández. Un claro ejemplo de universo transmedia lo encontramos en la serie El ministerio del tiempo, de TVE-1, que según Hernández es la cadena que más está apostando por ello. «Ya en su primera temporada El Ministerio del Tiempo logró generar una fandom, una comunidad de fans que se ha ido expandiendo y que da lugar a una serie de engagements, compromisos entre el usuario y lo que se está produciendo», detalla el decano.

De esta forma, en torno a la serie El Ministerio del Tiempo, TVE ha creado todo un «árbol de contenidos» como videos, documentales, cómics, fotos, webs temáticas, blogs de personajes, un libro de relatos, una novela navegable, la webserie Angustias o el programa online La puerta del tiempo, entre otras muchas cosas. «Estos contenidos están disponibles en distintas plataformas a través de diversos canales, todo está interconectado y cada uno aporta un plus en su lenguaje específico», define el especialista en transmedia.

En España existen otros ejemplos de universos transmedia en series anteriores como Águila Roja (TVE-1) y El Barco (Antena 3); y más recientemente, La zona y La peste (Movistar+), que «fueron pensados como transmedia desde su origen pero no han tenido tanto éxito», apunta Hernández. Incluso hay ejemplos transmedia en Aragón, como la web www.plot28.com donde una joven ciberperiodista se empeña en transmitirnos en distintos canales la lucha desigual de un grupo de ciudadanos contra los perversos intereses del poder glocal (global y local) en el escenario de la Expo 2008.

En el ámbito internacional, series como Perdidos marcaron un antes y un después en los universos transmedia. Aunque para Hernández, si hay un maestro en esto, ese es sin duda George Lucas y su película Star Wars, «el primero en generar un universo de ficción que plantea múltiples contenidos a través de distintas plataformas, incluso con merchandising».

La participación del usuario resulta clave en estos nuevos universos transmediados. Los usuarios transmedia no solo se zambullen en ellos sino que aportan contenidos creados por ellos mismos para enriquecerlos.

El profesor universitario resalta que «todas las experiencias transmedia se basan en programas broadcasting, sobre todo series concebidas en la manera tradicional de hacer televisión», resalta Hernández, por lo que la televisión parece sobrevivir en la era digital. Hernández no cree que esta, tal y como la conocemos, vaya a desaparecer, aunque «o se renuevan o las cadenas generalistas están condenadas a tener un papel residual».