La nostalgia me tiene sellada en este mundo,
porque el tiempo de ayer se me escapaba en segundos,
que corren en mi contra y a favor de la muerte.
Y yo logré esquivarlo y apartarlo de mi mente,
aun así sé que debo morir,
que ya me amó lo suficiente por lo que viví,
que no es más que tiempo malgastado,
y lo he usado mal con los que quiero a mi lado.
Y eso a mí nadie me lo quita,
el sentirme querido a lo largo de mi vida.
Pero aun así te fuiste, me dejaste en la estacada,
con los pulmones negros, aunque tú ya ni fumabas.
Pero es tarde para que perdones,
seria perdonar a tus propios recuerdos,
porque después de todo el daño que me has hecho
para ti no soy más que un simple recuerdo.
Perduro en tu vida, acuérdate de mí.
Esta carta de dolor es la que a ti te escribí.
Dije que te quería y te lo dije a ti.
Y tu respuesta a mi amor se basa en huir,
y ahora ya no tengo mis dos vidas,
las perdí por declararte como tabú.
Porque siempre desechabas ese haz de luz,
y ahora que perdí una, mi otra vida eres tú.
Y acéptalo... Acéptalo.
O te juro que me mato aquí mismo.
Y dijo que no... Dijo que no.
Y yo me suicidé tirándome a su abismo.
Y recordé que quería vivir
y me giré; yo no quería morir,
así que levanté mis ojos mirando hacia el cielo
y reconocí una fuerza; era la voz de mi abuelo.
Y le pregunté: ¿Por qué me haces esto?
Si ya van mil veces que por amor he muerto
Y él me dijo: Querido, dale tiempo al tiempo,
Roma no se hizo en un día y fue el mayor imperio.
Te juro que ahora mismo ya no sé qué hacer.
Si la vida se me escapa demasiado rápido,
si a día de hoy sigo mi camino,
y ni la vida se preocupa de poner los baches que esquivo.
El tiempo vuela como vuelan los pájaros
y el amor entre musas y parnasos pasó.
Y dijo: No, no tengo miedo a la muerte,
porque fue suerte el tenerte y por ti morir de amor.
Y el tiempo pasó y la primavera huye.
Por más que me defiendo, el propio tiempo me destruye.
Intento aferrarme a esto mientras la muerte fluye,
pero solo oigo tu voz solo, por favor, huye.
