Los estudiantes de Artes Escénicas, Música y Danza fuimos el 16 de enero de visita al teatro romano de Zaragoza. Esta visita está relacionada con nuestra asignatura de Artes Escénicas. En el primer trimestre dimos en clase los contenidos referidos a la historia del teatro en Grecia y en Roma. Por ello resultó una actividad muy interesante y amena.

Nuestra guía, Eva Pallarés, inició la visita explicándonos detenidamente la maqueta de la ciudad romana de Caesaraugusta. Allí pudimos observar la ubicación del teatro en el centro de la ciudad, muy cerca del foro. Y también la probable ubicación de los otros espacios dedicados al espectáculo: el anfiteatro y el circo romano. La importancia de este lugar para el entretenimiento de los ciudadanos de la urbe queda también demostrada al ver los materiales con los que se revestía el hormigón romano, para que luciese en todo su esplendor la fabulosa grada al aire libre, de blanco alabastro. Y lo mismo el espacio escénico, donde todavía quedan restos de las baldosas con las que estaba cubierto. Sin duda, como nos decía Eva, los espectadores que acudieran al teatro quedarían admirados por la suntuosidad y la belleza del lugar, pues para eso también estaba construido: para demostrar el poder de Roma.

Nos gustó mucho ver las diferentes máscaras, específicas para cada uno de los géneros que se representaban en los teatros romanos, sobre todo las comedias y los mimos y pantomimas, que era lo que más gustaba a los espectadores. Finalmente, en la planta baja pudimos ver una maqueta más grande del teatro, donde Eva nos explicó cada una de sus partes, además del espacio porticado, totalmente oculto. Nos aclaró que las ruinas del teatro se encontraron de forma casual hacia 1975, cuando se realizaban excavaciones para construir un edificio de oficinas de un banco. La sociedad romana estaba muy estratificada y eso se demostraba en el lugar que ocupaba la población en las gradas, de manera que los más poderosos, más ricos y con mayor prestigio, se sentaban más cerca del escenario. También pudimos ver el funcionamiento del telón, que, al no existir peine por ser edificios sin techumbre, estaba situado delante del proscenio y se bajaba para dejar ver la representación, replegándose en el suelo.

Muchos de los que participamos en la visita hemos actuado en teatros, por lo que nos encantó saber más sobre las representaciones de hace dos mil años en nuestra ciudad. En cuanto se puedan visitar y volver a pisar las gradas pensamos visitar de nuevo el teatro, y volver también a recordar esta visita, tan interesante como didáctica y lúdica.