El topónimo que denomina el meandro localizado en la margen izquierda del Ebro, paraje que durante años fue soto y huerta y lugar elegido para la Exposición Internacional Zaragoza 2008, inspiró la intervención de Miguel Ángel Arrudi y Fernando Bayo, consistente en la realización de un conjunto de 610 pequeñas ranas de bronce idénticas, de 1 kilo de peso, distribuidas desde el Puente de la Almozara hasta la Pasarela del Voluntariado, solas o en grupos. La elección del número de ranas no fue cosa del azar sino que estuvo determinada por la sucesión infinita de números naturales que estableció Leonardo de Pisa, matemático italiano del siglo XIII, más conocida como Sucesión de Fibonacci que, además de aparecer en configuraciones naturales, tiene múltiples aplicaciones en la ciencias, según la cual cada término es igual a la suma de los dos anteriores [1-1-2-3-5-8-13-21-34-55-89-144-233-377-610...]. A las ranillas que dieron nombre al meandro del Ebro, va dedicada la intervención de Arrudi y Bayo.

El catálogo de intervenciones artísticas incluyó también el Banco ecogeográfico realizado por los arquitectos Batlle@Roig y el diseñador Isidro Ferrer, de 675 metros de largo y 2,10 metros de ancho que, como se anota en el proyecto, se pliega en su desarrollo formando arcos yuxtapuestos de diferentes medidas y curvaturas, interrumpidos hasta en veinte ocasiones dando así lugar a múltiples tramos. Las planchas metálicas de acero que construyen el banco se cubrieron con mosaicos cerámicos, decorados unas veces y otras no con detalles cartográficos. Concebido como lugar de descanso, el banco cumplió su función de mirador.

14 artesanos de Hama

La Noria de la Paz comenzó a construirse en Siria, a orillas del río Al-Asi, en un taller de maestros artesanos de norias y se finalizó en Zaragoza, donde acudieron catorce artesanos de la ciudad de Hama. El proyecto nació de la voluntad de los franceses Nicolas Camoisson y Marion Courdet, estudiosos de las norias de Hama por las que sienten fascinación, con el propósito de propiciar el encuentro de culturas de dos civilizaciones no tan distantes. La Noria de la Paz, en el Parque de Agua, estuvo activa durante la Expo 2008 tras la cual se desmontó. Con un diámetro de 16,5 metros, constaba de 24 palas y 6 cangilones, la noria de Zaragoza fue la de mayor tamaño levantada en Europa. Estaba realizada con distintas maderas de Siria: nogal para el eje central con su ensamblaje de piezas, circunferencias, planchas radiales y cuñas; el álamo se utilizó en los brazos secundarios y en palas. Eucalipto para los brazos principales. Morera para cangilones y algunas cuñas. Y albaricoque y roble para cuñas del cubo central y planchas radiales.

Igualmente efímera fue la activa intervención con imágenes y textos de Javier Peñafiel en el Edificio Ríos, donde se localizaron los pabellones de las Comunidades Autónomas, Empresas e Instituciones, dentro del Recinto de la Expo, seleccionada por Expoagua Zaragoza 2008, como las anteriores. En el alzado este y norte del edificio, Peñafiel representó conceptualmente la historia de los ríos mediante la escritura de sus nombres en rectángulos de diferentes colores, en alusión a la vertiente de la que formaba parte. Se trataba de que cada río evocara el Agua incondicional, título de la intervención que continuaba en los dos pisos del edificio: en la planta calle, una habitación azul acogía una pantalla donde se reproducía un vídeo, y dos soportes con carteles con mensajes que el público podía arrancar y llevarse a casa: «La propiedad del agua no es transportable», y «Transportas sangre y agua en porcentajes similares». La reflexión hipercrítica es fundamental en la obra de Peñafiel. Siempre, hasta convertirse en la seña de identidad de su trabajo. Los textos de una habitación en el primer piso así lo confirman: «Agua contro_vertida», «La propiedad del agua no es transparente», «Tu extrema higiene es la insalubridad de otros», «La residencia del agua tiene fecha de caducidad», «El agua es una cuestión de tiempo», «Tu sangre no deshidrata», «Transportas sangre y agua en porcentajes similares». Frases que hacen saltar la supuesta inocencia de los eslóganes publicitarios para enfrentarnos directamente con el problema que plantean. ¿Cómo? Haciéndonos conscientes de nuestra capacidad para reflexionar, interrogar y decidir sobre cuestiones que son de interés general. El agua es una cuestión de tiempo cuya propiedad, lo anuncia Peñafiel, no es transparente.