--Debajo de esa historia de relaciones familiares, ¿cuál es el mensaje?

--Mis novelas nunca nacen con un planteamiento inicial, con lo cual no hay un mensaje a priori. Hay un mensaje que yo descubro a la vez que lo puedan descubrir los lectores. Yo te puedo decir lo que yo percibo como lector pero no como escritor. Para mí es una apuesta por la vida, por la segunda oportunidad. Y sobre todo es una apuesta por el núcleo familiar. Es curioso que lo diga yo porque mi familia no es exactamente un modelo de familia estructurada, pero siempre termino apostando por lo mismo, probablemente porque no la tengo. Me gusta que quien salga de esta novela haya participado de una familia.

--Es una historia de relaciones, intimista...

--No estoy de acuerdo con lo de intimista. Es una historia común. Todo el mundo que la lee se siente dentro. Es de relaciones, sobre todo de las que tengo más cerca. Pero también están las cosas que no se dicen dentro de las relaciones no elegidas, como la familiar, y lo que se puede enmendar dentro de una vida de relación.

--¿Una madre es un homenaje a todas ellas?

--Una madre puede ser cualquiera. No es la madre, el arquetipo. No es tanto un homenaje sino un regalo.

--¿Eligió la noche de Año Nuevo conscientemente como detonante de la historia?

--Lo más común es pasar Nochebuena con la familia y la noche de Fin de Año con amigos. Poner junta a la familia la noche de Fin de Año ya dice mucho. Dice que no tienen amigos con los que pasarla y que se tienen a ellos. Ellos son sus mejores amigos.

--El personaje de la abuela ausente, ¿qué aporta?

--Es la protagonista no presente pero es el personaje más fuerte, el que estructura de dónde vienen los personajes. Me interesaba tener ese paraguas en el que todos, inconscientemente, se refugian.

--La historia gira en torno a Amalia, la madre, ¿por qué eligió al hijo, Fer, como narrador?

--No lo elegí. Normalmente en mis novelas anteriores cada capítulo está escrito con la voz de cada uno de los personajes. En este caso, en el segundo capítulo siguió hablando él.

--¿Cómo ha sido entonces el proceso creativo de la novela?

--Muy intenso. Me he reído y he llorado muchísimo. Yo nunca sé lo que voy a escribir al día siguiente, con lo cual yo me río a la vez que escribo porque descubro las cosas a la vez que el lector. Es un tipo de escritura muy difícil, tenso y arriesgado.

--¿Escribe de lo que conoce?

--Hay mucho tinte autobiográfico. Escribo sobre lo que tengo más cerca. Sobre la familia porque son los que se quedan.

--¿Esta familia es su familia?

--Hay rasgos en los que mi familia se reconoce pero cambio cosas porque los personajes reales no siempre son verosímiles.

--¿Qué le ha aportado esta novela como escritor?

--Quizá exagero pero tengo la sensación de que todo lo anterior me ha llevado a esta novela. Mi tratamiento del sentido del humor, el trabajo con los tiempos, la relajación a la hora de escribir... Y personalmente me siento mejor persona.

--¿Una madre tiene una relación consciente con La señora Dalloway?

--El principio es la primera frase de esa novela. Ahora la leo y hay mucho de La señora Dalloway y no fue consciente. Está el mismo ritmo, la misma figura de La señora Dalloway pero es otro mundo y otra mirada.