Alejandro Suárez, autor del bestseller Desnudando a Google, acaba de publicar El quinto elemento, en el que habla de espionaje masivo de las comunicaciones de ciudadanos, empresas y dirigentes políticos, de ataques mediante virus informáticos, de ataques terroristas mediante Internet, o de ciberguerras.

--¿Qué es la deep web?

--Internet es como si fuera un iceberg. La parte de arriba es lo que es accesible a través de un buscador o una red convencional y la parte de abajo, que es mucho más grande, está oculta solo para acceder con determinadas herramientas y todo eso es la deep web. Ahí hay cosas delictivas y complicadas y otras que son simplemente anónimas y privadas sin ningún tipo de carácter delictivo.

--Hay agencias de espionaje, los gobiernos y las instituciones manejan datos, ¿dónde están los límites si es que los hay?

--No hay ninguno.

--¿Y qué peligros se derivan de esto?

--Precisamente la inconsciencia de la gente hace que los peligros sean todos porque no somos conscientes muchas veces de determinadas decisiones que tomamos que son agresivas para nosotros mismos. La gente no es consciente de que por ejemplo cualquiera puede acceder a tu teléfono móvil y que todos los sistemas informáticos son accesibles y hackeables y eso quiere decir que el ordenador de tu casa y el móvil lo pueden ser pero también los sistemas de controles de una central nuclear o de una empresa que regula el agua o de los controles del AVE o de un sistema de tranvía, todo.

--¿El gobierno tiene la tecnología suficiente para proteger a los ciudadanos de ataques cibernéticos?

--Es un presupuesto mínimo para cumplir el expediente y está totalmente alejado de las necesidades. Hay más de 8.000 infraestructuras críticas en España y sin embargo 200 personas dedicadas a protegerlas electrónicamente y a nivel de internet. En Estados Unidos hay más de 60.000 personas, en China más de 100.000. 200 personas es absolutamente insuficiente. Hoy en día absolutamente todo lo que depende de la tecnología es un riesgo en sí mismo. Si fuéramos conscientes exigiríamos a nuestras autoridades que protegieran esas infraestructuras, que la informática estuviera protegida.

--En el libro dice que la libertad y la seguridad han sido sacrificadas por el progreso técnico.

--Lo estamos viendo ahora mismo en Francia, eso pasó a lo bestia con el 11-S. El gobierno francés está promulgando una ley que permite, en caso de un ataque terrorista, cerrar todas las redes wi-fi públicas. O a cerrar TOR que es la herramienta de conexión a la deep web. Una vez que los gobiernos amparándose en un hecho, como lo de París, cogen libertades de las personas no las devuelven jamás.

--Algo que se comenta mucho, ¿cómo utilizan los terroristas las nuevas tecnologías?

--Yo creo que, gracias a Dios, lo utilizan mal. El EI utiliza internet para dos cosas: para captar nuevas vocaciones y para comunicarse. Pero no utilizan internet como un fin sino como un medio. El día que lo usen como un fin y no como un medio es cuando realmente nos vamos a tener que preocupar.

--¿Qué peligros entrañan el uso de las redes sociales y las aplicaciones apps que se usan tanto hoy en día?

--Un peligro sobre todo de falta de intimidad y de inconsciencia. Se usan con muy poca cabeza especialmente por parte de los mayores de 30 y tantos años que no son nativos digitales. Al final las personas somos el eslabón más débil de la cadena, hacemos autenticas barbaridades.