Alfonso Mateo-Sagasta acaba de publicar Caminarás con el sol (Grijalbo), III Premio Cajagranada. La obra cuenta la historia de Gonzalo Guerrero, un español apresado por los mayas, que acabó rechazando sus orígenes y defendiendo a los propios mayas en guerra.

--¿Fue Gonzalo Guerrero un traidor? --Para nosotros lo fue. Fue un gran traidor incomprensible para sus contemporáneos, no podían entender que un español moderno, cristiano, diera ese paso para vivir y morir por unos salvajes que para ellos no eran ni humanos...

--¿Y por qué dio ese paso? --Esa es la novela. De Gonzalo Guerrero se saben pocas cosas, es un personaje que es una sombra en las crónicas, se sabe que murió, que naufragó en 1511 y que fue esclavizado por los mayas. Poco más. Cuando llega Hernán Cortés y vuelve Gerónimo de Aguilar, le dice que hay más hombres como él, prisioneros de los mayas y que hay uno que se llama Gonzalo Guerrero. Pero que tiene la cara labrada, agujereadas las orejas, tatuadas las manos, que está casado, tiene tres hijos, que es cacique y capitán cuando hay guerras y que no quiere saber nada de ellos.

--¿Cuándo muere Gonzalo Guerrero? --Cuando se para la conquista del Yucatán por la de Perú, Guerrero se pone al frente de un ejército de 50 canoas de guerra, atraviesa el golfo de Honduras y va a luchar contra Pedro de Alvarado, que está combatiendo en Guatemala y ahí es donde muere. Cuando muere, los españoles respiran aliviados.

--¿Qué parte de su vida cubre la novela?. --No se sabe por qué este hombre tras naufragar, ser capturado y ver sacrificar a sus compañeros en la playa, en seis años es capitán de guerra de los mayas. ¿Cómo pasa de una cosa a otra? La novela cubre ese espacio. ¿Qué ha pasado en su cabeza y en su relación con el mundo para pasar de ser un esclavo a decir que no a Hernán Cortés?

--¿Cómo llega a un personaje como Gonzalo Guerrero? --Por casualidad. Juan Miguel Aguilera y Rafa Marín habían hecho un guión de cine sobre Guerrero y no había salido, luego habían intentado escribir una novela a cuatro manos pero tampoco se habían puesto de acuerdo. Y una noche hablando de personajes curiosos, me hablaron de él. Y pensé que la historia era tan bonita que había que contarla. Es un personaje que ahora entendemos muy bien, ese gran traidor para la época, ahora lo entendemos porque nuestra percepción del mundo ha cambiado. Hoy entendemos el valor de la diversidad, valoramos la relación con la naturaleza y hay una forma distinta de enfrentarse al mundo.

--¿Llegó a caminar con el sol? --Eso es lo que no sabemos. Dentro del paraíso maya, el mejor puesto es caminar con el sol al que solo tienen acceso los grandes guerreros, los sacrificados y las mujeres muertas de parto. El título me gustaba porque es lo máximo que puede desear un maya y como lo que estoy narrando es un proceso de aculturización, lo reflejaba muy bien.

--El libro está escrito en primera persona, ¿es para darle cercanía a la historia --Desde la primera persona es mucho más fácil narrar la violencia, el encuentro y el desencuentro entre el mundo de los nativos y los conquistadores y cómo él va viviendo poco a poco eso y asimilándolo. Evito los juicios morales, no es un protagonista al uso que sea una víctima o un héroe, es un soldado violento, salvaje, despiadado, que es esclavista...