Inicia Philippe Dubois su ensayo El acto fotográfico con una confirmación que es una conclusión certera: «Con la fotografía, ya no nos resulta posible pensar la imagen fuera del acto que la hace posible» porque, explica, la fotografía no sólo es una imagen, es un verdadero acto icónico, una imagen pero como trabajo en acción, es decir una imagen-acto: un acto que no se limita al gesto de producción de la imagen sino que incluye el acto de recepción y de contemplación. Dubois elige una cita de Denis Roche para abrir su libro: «Lo que se fotografía es la acción misma de fotografiar». No otra cosa hacen Almalé y Bondía, más allá de los mecanismos que utilizan en la creación de sus imágenes.

Dar a ver el paisaje centra el discurso de Javier Almalé (Zaragoza, 1969) y Jesús Bondía (Zaragoza, 1952) desde que en 2002 ambos artistas decidieron compartir y enriquecer las experiencias acumuladas en sus trayectorias individuales. Su primer proyecto, Paraíso transformado, anunció los propósitos que hoy siguen motivando su empeño en comprender nuestra condición limítrofe y fronteriza. A través de la fotografía y del vídeo, han ensayado diferentes estrategias procesuales cuya formulación conceptual y visual ha variado en el tiempo, aunque sin apenas modificar la búsqueda principal que las anima: la reinvención de una particular dramaturgia del paisaje cuyo objetivo primero es definir la posición de quien se sitúa ante la imagen, a cuya mirada deseante aquella se dirige, interrogándole e interpelándole. Almalé y Bondía fotografiaron las miradas de quienes miran en la secuencia Mirar al que mira (2010-2011), para subrayar el carácter construido de la mirada, responsable, asimismo, de la conciencia de paisaje, construcción cultural de una sociedad en un espacio determinado, al decir de Joan Nogué.

La mirada, como el paisaje o cualquier otro fenómeno cultural, es construida; así queda de manifiesto en las obras de Almalé y Bondía, que indagan en el dispositivo del mirar. Gombrich escribió que el arte es lo que enseña a ver, y Gadamer no dudó sobre el potencial del arte para transformar la experiencia de quien lo experimenta. Ser espectador, concluye Luis Puelles Romero, es «ponerse a mirar». Si bien, y como advirtió Marc Augé, para que haya paisaje no es suficiente con la mirada, ha de existir percepción consciente, juicio y descripción. No extraña, por tanto, que la reflexión sobre la mirada a través de la escenificación de los mecanismos de percepción que hacen posible el paisaje, sea el asunto central de proyecto de Almalé y Bondía.

Realidad y ficción

Almalé y Bondía eligen trabajar en el espacio natural para representarlo como un espacio en acción acogedor de la puesta en escena que dará a ver el paisaje. En consecuencia, las imágenes resultantes de esa acción se despliegan en el espacio durante un tiempo interrumpido, justo en el borde que señala el límite entre realidad y ficción. Pero, ¿dónde está ese límite y dónde empieza, transcurre y acaba la ficción? Enredados en esta consideración, penetraron en los bosques a ambos lados de los Pirineos, para más tarde situarse en la frontera y allí, pensaron el límite. De 2009-2011 es el proyecto In situ, una amplia secuencia de imágenes cuya acción comienza cuando los artistas se sitúan en el territorio y construyen pantallas de espejos que luego fotografían. La visión fragmentada y alterada de la imagen del paisaje que reflejan los espejos se acentúa en el encuadre individual que aporta el marco, ventana abierta al mundo, espejo mental que organiza las relaciones entre lo real y lo imaginado, entre la realidad y la ficción, e invita a mirar en profundidad. El ojo curioso descubrirá en el ensamblaje de las visiones del paisaje reflejado una imagen «intrusa», que delata la invención de paisajes realizada por artistas a quienes Almalé y Bondía reservan un lugar específico en la composición y citan en la articulación de la tramoya visual, siempre distinta en cada imagen imagen de la serie. El ojo experto ampliará la tensión de la dramaturgia del paisaje que ponen en escena.

Siguió Falso reconocimiento (2011) localizado en parajes próximos a puntos limpios de los que Almalé y Bondía recuperaron trozos de madera para construir las estructuras portantes, de naturaleza escultórica, que acogerán las imágenes de los lugares donde se realiza la acción. Conforme avanzaba la construcción del artefacto escénico se produjo una pérdida de referencias que, finalmente y en virtud de la inscripción de la imagen en el soporte, recuperó la unidad resquebrada en la serie In situ.

En la frontera entre España y Francia, en la zona del Paso de Canfranc con Le Pas d’Aspe, se localiza el primer acto del proyecto Infranqueable 01 (2011). Un lugar privilegiado para mirar y ver las extraordinarias panorámicas de los Pirineos, amenazados y vigilados por barreras y señales especulares que buscan, rastrean, registran y almacenan información de todo lo que pueda ocurrir en las coordenadas geográficas donde se sitúan. Se trataba, además, de considerar el margen como un territorio de investigación, de ensayar la imprecisión y la profundidad, como aconsejó Gilles Clément en su Manifiesto del Tercer Paisaje.

En la frontera pensaron el límite, asunto que exploraron en el segundo acto del proyecto Infranqueable 02 (2012-2013). De tiempo y memoria están hechas las imágenes que realizaron en una franja estrecha de territorio en la Sierra de Alcubierre donde la historia sitúa el ataque francés que provocó la fuga de Los Pardos de Aragón, encargados de la defensa de Zaragoza durante el Segundo Sitio de la Guerra de la Independencia; el mismo lugar al que se trasladó la compañía de George Orwell en la Guerra Civil. Delante de aquellas colinas en forma de herraduras, grises y arrugadas, con cimas planas y laderas muy empinadas que descienden hacia inmensos barrancos, con cielos sin pájaros -recordó Orwell en su libro Homenaje a Cataluña-, sitúan Almalé y Bondía las puertas que camuflan de paisaje para sentir el sabor de lo invisible. Nueva cita a Magritte: «Se trata de ver, no de mirar». Asunto central de las series Melancholia o Laberintos. Y del proyecto que en la actualidad les ocupa, atento a las heridas en el paisaje.