¿Nunca segundas partes fueron buenas? Esa eterna pregunta centró gran parte de la rueda de prensa que ofrecieron el jueves, en una masía de Llagostera (Gironès), el director y los principales actores de la secuela de Ocho apellidos vascos, la película dirigida por Emilio Martínez-Lázaro que esta semana ha comenzado a rodarse en tierras catalanas. La otra cuestión que interesó a los periodistas presentes en esa especie de jornada de puertas abiertas al plató de rodaje fue, en palabras de uno de los informadores desplazados desde Madrid, «si está el horno para bollos» en el panorama político actual como para poner en marcha una película en clave de humor centrada en los tópicos de la sociedad y la cultura catalanas.

Taquillazo

La segunda parte de uno de los filmes más taquilleros de la historia del cine español (recaudó más 56 millones de euros) muestra un nuevo capítulo de las peripecias amorosas de Rafa (Dani Rovira) y Amaia (Clara Lago). Tras el tumultuoso idilio en el País Vasco narrado en la primera entrega, rompen su relación debido a que la joven vasca se enamora de Pau, un catalán interpretado por Berto Romero. El padre de Amaia, el euskaldún Koldo (Karra Elejalde), no acepta esa separación y pone rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que deben viajar a Catalunya con el fin de rescatar a su exnovia de los brazos del joven catalán y de su entorno familiar (Rosa Maria Sardà y Belén Cuesta).

Aunque los responsables de la película no quisieron desvelar más detalles, y ni siquiera confirmaron cuál será el título definitivo de la segunda parte ni cuándo se prevé su estreno, sí que han trascendido algunos datos que afianzan la idea de que esta «comedia conciliadora» transitará por todos los tópicos habidos y por haber del catalanismo. Una enorme estelada preside la masia de Roser (Sardà), que es la madre del nuevo novio de Amaia. La plaza Major de Monells se rebautiza en la cinta con el nombre de Pep Guardiola, y como no podría se de otra manera, el sufrido Rafa incluso deberá hacer de casteller en su desesperado intento por recuperar a su amada. Un esfuerzo que seguramente se verá recompensado, tal y como apuntó Dani Rovira: «Qué mayor tópico español que la reconquista».

Obra terapéutica

Martínez-Lázaro y Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset en España, productora de la película, reconocieron que en la segunda entrega ya no contarán con el factor «sorpresa» para atrapar al público, por lo que han optado por trabajar muy a fondo el guion para superar el reto. Respecto a la posibilidad de que se puedan herir ciertas sensibilidades, Karra Elejalde recordó que la primera entrega fue «terapéutica» para el nacionalismo aberzale. «No es lo mismo reírse que burlarse», terció Sardà, mientras que Vasile dejó claro que la película va dirigida «a los catalanes inteligentes».