--¿En qué arquitectura poética se cimenta Catedral de la Noche

--En la oscuridad, el silencio y el misterio. La noche es también un símbolo de envejecer, es una metáfora del exilio interior hacia un espacio y un estado favorable para la meditación y el recogimiento frente al ruido del mundo, algo que ya defendió Fray Luis de León cuando hablaba de 'lejos del mundanal ruido'.

--El adiós, la ausencia y el paso del tiempo son otros temas, ¿le preocupan?

--Creo que vivir es una eterna despedida. La ausencia es uno de los temas fundamentales de Catedral de la Noche.

--Pero hay mucha luz en su oscuridad poética.

--Siempre he sido un poeta de contrastes, incluso de contradicciones. Considero que la primera contradicción está en la vida, que asoma a sus ojos el fantasma de la muerte. Mi noche es una noche con luz.

--¿Por eso la cubierta del libro es de un amarillo muy intenso?

-- Fue algo solicité a la editora. Un libro tiene que ser un objeto de belleza en cuanto a la edición y un sujeto de conducta en su interior para resistir frente a la intrascendencia y la banalidad. Catedral de la Noche es una reflexión que defiende la identidad del individuo.

--En su poesía se descubre misticismo. ¿Cómo convive con su ateísmo reconocido?

--Soy ateo pero me siento muy espiritual. Es que el misticismo no obligatoriamente ha de ser religioso. Hay un misticismo que busca conocer e interpretar el misterio de la realidad, aunque eso nos lleve al miedo.

--Dice que "cada uno arrastra como lombriz sus miedos". ¿Cuáles son los suyos?

--El miedo que nos suele afectar con el paso del tiempo es el miedo a la enfermedad.

--¿Cómo ha evolucionado su poesía a lo largo de los años?

--Ha evolucionado de un existencialismo materialista y muy apegado a la realidad hasta un existencialismo espiritual fundamentado en la duda y en el misterio con un enorme compromiso por el lenguaje. En este libro hay estructuras lingüísticas como Yo nos vamos muy lejos. En teoría es incorrecto pero creo que dentro de cada uno hay varios Yo. Al menos, dentro de mí.

--En la actualidad, ¿cómo se enfrenta a escribir un nuevo libro?

--La mayor satisfacción no es la concesión de un premio, no es ni siquiera el reconocimiento de los lectores. El mayor placer que experimenta un poeta que no escribe por dinero es el tiempo en el que trabaja obsesivamente en su proyecto. Después de dos años y tres meses de trabajar en este, he sufrido tanto, he investigado tanto que intuyo que hasta dentro de un año no voy a producir ni una línea.

--¿Qué posibilidades le ofrece la poesía que no tiene la prosa?

--La narrativa es extensión, la poesía es intensidad. Ser poeta no es una profesión, es estar poseído por la necesidad de poetizar el mundo.

--¿Y qué opina del mundo actual?

--Se ha producido tal dosis de desengaño, de frustración, en la política que eso lleva a cierto acto de abandono. Pero no podemos estar al margen de lo que ocurre en el mundo. A mí me seduce mucho Podemos y habrá que seguir soñando para no desencantarnos del todo.

--Reside desde hace 29 años en Madrid, ¿qué conserva su poesía de Aragón?

--Sobre todo el lenguaje y el paisaje. Aragón es como un cuerpo con la cabeza canosa por las nieves del Pirineo, la barriga muy caliente y unos pies muy rojos que son las arcillas de Teruel.