Le faltaban tres días para cumplir 69 años. Y su última aparición pública fue en el festival Sanremo, trampolín de tantísimas figuras italianas (incluido él). Pero a Lucio Dalla la muerte le encotró en Montroix (Suiza), donde tenía previsto ofrecer varias actuaciones. El diario italiano La Repubblica informó ayer sobre su imprevisto infarto. Y uno de los amigos históricos del músico, el fotógrafo Roberto Serra, se mostró así de sorprendido en declaraciones al Corriere della Sera: "No puede ser. Anoche me llamó y estaba muy bien, feliz y tranquilo".

Lucio Dalla (Bolonia, 1943) firmó páginas célebres de la música italiana. Intérprete de voz rota y fuelle melodramático, era también un gran compositor, letrista y músico pluriinstrumentista. Con el tiempo, trató de modernizar su sonido, haciendo demasiadas concesiones al efecticismo. Pero nadie duda de que atrás deja una activa e intensa carrera que se extendió a lo largo de medio siglo y 37 álbumes (el último, Questo è Amore, data del 2011).

Las biografías le desciben como un niño prodigio que se familarizó pronto con el clarinete y el acordeón. Más tarde se centró más en el saxo y el piano, lo que supuso el anticipo a sus primeros devaneos profesionales en grupos de jazz. Con 19 años se estrenó como cantante bajo el auspicio de otro grande de la canción, Gino Paoli, que le animó a presentarse al festival de Sanremo.

Llegó a la cumbre en 1979 con su undécimo vinilo, bautizado simplemente Lucio Dalla y del que vendió un millón de ejemplares. Pero su mayor éxito, sin lugar a dudas, fue la imborrable Caruso. La canción triunfó nada más publicarla en 1986, dentro del disco DallAmeriCaruso. Críticos y público se pusieron de acuerdo en considerarla "una obra de arte". Vendió ocho millones de copias y se grabaron unas 30 versiones, incuida la más conocida, la que cantó con poderío el tenor Luciano Pavarotti.

Ayer se fue un músico inquieto y letrista tan profundo como desenfadado, pero nunca banal.