Allí donde está se siente "intruso", dice con algo de inseguridad antes de proseguir: "Y en la música ni te digo... Ahora puedo decir que soy músico profesional porque me gano la vida con ello pero no tengo una formación. ¿Por qué ahora soy músico y antes que también hacía canciones y las tocaba pero no vivía de ello no lo era? Yo estudié Imagen y sonido que es una carrera de la que sales y no tienes ni un nombre para el oficio que sabes. Quizá todo es algo que me ha hecho sentirme un poco aprendiz en todo lo que he hecho siempre". Guille Galván es el guitarrista y uno de los letristas de uno de los grupos españoles que más triunfa, Vetusta Morla, y, ahora, acaba de debutar como escritor, al menos con obra publicada, en su poemario Retrovisores (Bandaàparte Editores), que esta semana presentó en Los portadores de sueños de Zaragoza.

"Yo creo que hay bastante de naturalidad en este paso porque, al final, sea un formato u otro, lo que hago es escribir historias, que unas son canciones y otras acaban en un papel", explica Galván, que ha aprovechado un pequeño parón en la gira del grupo antes de irse a Alemania para promocionar este poemario. "En este caso, lo que sí que creo que me ha enriquecido es la ligereza que da estar escribiendo algo que es un fin en sí mismo y no un medio, porque escribir una canción es el primer proceso de muchos hasta que acabas compartiéndola con la gente". Y eso, dice Guille Galván, es lo que le ha animado a lanzarse a publicar este libro: "Con toda la gira y los discos encima, no tener esa carga y mediación tecnológica que hace que todo sea mucho más lento me ha animado hacerlo porque quería participar de la urgencia de hacer algo, sacarlo y no pensar en nada más". Aunque también tiene su parte negativa, y es que, bromea, "aquí vas a pecho descubierto y si sale mal no le puedes echar la culpa al batería...".

"Un poema es más libre"

No tiene dudas en que ha sido un salto natural, pero, al final, escribir una canción y un poema son dos cosas diferentes: "Un poema es más libre. La rima para mí es algo que no encaja mucho en los poemarios que leo pero sí creo que es necesaria cantada. Partiendo de esa premisa, el hecho de escribir poemas, me hace buscar el ritmo de otra forma también. Tanto las canciones como las poemas van de la mano del ritmo indudablemente pero creo que se llega a él de distintas maneras. Aún siendo natural hacer las dos cosas, cada una de ellas hay que tratarla de una manera distinta".

Retrovisores es un poemario dividido en siete partes en las que se abordan temas como las ciudades, las películas, las canciones, lugares donde esconderse o labios... pero la pregunta es evidente, ¿qué quiere decir el título? "Los retrovisores son necesarios porque te ayudan a estirar el tiempo durante un poquito para poder guiarte mejor para adelante. Si te quedas demasiado tiempo mirándolos probablemente te estampes con lo que hay delante pero son necesarios para saber si te vas a chocar con lo que ya has pasado. Me gustaba esa idea porque tenía que ver con el proceso de elaboración del libro donde había cierta búsqueda en el pasado más inmediato de una identidad como creador de historietas", concluye Galván.