Arco celebra su 35° cumpleaños con un tono más serio, menos provocador. Este año (sin país invitado y que rinde homenaje a las primeras ediciones de la muestra) apenas hay en la feria esas obras polémicas que tantos titulares dan a la prensa. No hay un Franco congelado. Ni un vaso de agua medio lleno. Sí hay un fardo de paja envuelto en cinta rosa. Y una mochila de montaña tirada en el suelo. Es arte. Y está a la venta. Lo que no se compra es una instalación de la galería santanderina JosédelaFuente. Parece un muñeco realista. Pero es un hombre de carne y hueso. Lo notamos porque pestañea. Está desnudo y enjaulado entre palés.

Un año más, Madrid acoge la feria de arte contemporáneo, un espacio donde los coleccionistas pueden adquirir obras más o menos asequibles, como Silver Print (un vaso de plata con restos de pintalabios, de Jaime Pitarch, que cuesta 4.800 euros) y otras más caras, como el lienzo Mujer en el baño, de Antonio López (2,5 millones de euros).

Arco (cuyas puertas solo abren para el público el fin de semana) es una feria donde se mueve dinero y se hacen negocios, según aseguran los dueños de las galerías. "Es el primer día y estamos expectantes, pero sí, en esta feria se vende mucho", afirma la responsable de NF (Madrid). En su caseta se expone la obra de Mateo Maté, que ha tirado, una vez más, del humor para crear Reliquias de artista. Lo que el comprador adquiere es un contrato de compra-venta mediante el cual obtendrá los huesos de Maté una vez que este fallezca y hayan pasado cinco años.

En los pasillos de Arco hay también espacio para la "deconstrucción de las ideologías". ADN muestra la obra de Núria Güell, que ha enmarcado las cartas que ha enviado a las autoridades políticas para renunciar a la nacionalidad española, así como la respuesta negativa recibida (10.000 euros). También hay ideología en Àngels Barcelona. Si algún visitante toca una de las pesetas que se exhiben en Balance económico (cuesta 7.000 euros y lleva la firma de Jaime Pitarch), la instalación se descompone, así que mejor tener cuidado. Y, posiblemente, en la bicicleta cargada de ladrillos que presenta la galería brasileña Luciana Brito. Cuesta 20.000 euros y la firma el mexicano Héctor Zamora.