Por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos... pues nos negáis letras y armas?» Esta frase la escribió María de Zayas y Sotomayor (a la que dota de cuerpo Mariela García Vives), y hoy, varios siglos después, sirve como inicio a la exposición Las Olvidadas, que puede verse hasta el 24 de marzo en la Asociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón. No es la única muestra que reivindica el papel de la mujer en la historia de ayer, y también en la de hoy, ya que ayer se inauguró también Muerte a los Grandes relatos, que repasa en la sala Juana Francés de la Casa de la Mujer (hasta el 20 de abril) la Historia del arte desde una perspectiva de género.

Las Olvidadas toma su nombre del último libro de Ángeles Caso y en ella, 23 artistas, reivindican el papel de mujeres que marcaron la historia y que, al ser esta escrita por hombres, fueron ignoradas y con el paso del tiempo, olvidadas. Ahí una de las piezas de Alicia Sienes, la comisaria, en la que el mapamundi aparece tras una cortina, delante el hombre, detrás, pegada a la tierra pero tapada, la mujer. Ángeles Grajalos ha optado por un ‘no’ sobre el que cae pintura negra. Merce Bravo recuerda a Hildegarda Bingen; Miguel Sanza, a la jurista italiana Novella de Andrea; Isabel Falcón a Marietta Robusti; Pilar Gutíerrez a Sofonisba Anguissola, pintora de la corte de Felipe II; Elena Rayo de Luna y Salvador Dastis reinterpreta a la pintora holandesa Judith Leyster.

Paco Rallo, por su parte, firma una metáfora a través de una estantería con libros sobre grandes mujeres, místicas, juristas, escultoras incluso una samurai del siglo XII (Tomoe Gozen), pero todos ellos vacíos, a los que la historia ha ido llevando al olvido. Llama la atención también la instalación de Edrix Cruzado, sobre Catalina de Erauso, la monja alférez: Una sotana, un crucifijo y una espada; pero también la tierra y la sangre. Y es que Catalina no llegó a vestir los hábitos sino que dejó el convento y vistió como un hombre para participar en mil batallas. Fue la primera mujer militar e incluso el papa Urbano VII le permitió vestir como un hombre.

LA CREACIÓN FEMENINA / En la Casa de la mujer, Muerte a los grandes relatos, incluye obras de diez artistas nacionales contemporáneas que evocan con una obra inédita a diez creadoras lejanas en ejes espaciotemporales. El objetivo de la muestra, comisariada por María Bastarós a partir de una idea de la plataforma Quién Coño es, pretende reparar el daño hecho a la producción artística de las mujeres, invisibilizada durante siglos. A través de relatos personales se pretende deconstruir el Gran Relato, que rige nuestra visión actual del arte y difundir otras realidades.