En pleno siglo XXI, el pequeño pueblo oscense de Ascaso carece de suministro de luz y tiene que abastecerse con un generador eléctrico y una pequeña y vieja estación de energía solar. Durante estos días, se está celebrando en este municipio la conocida como la muestra de cine más pequeña del mundo, y ayer, el presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, visitó a los vecinos para asistir a las actividades.

En una charla con el alcalde de Boltaña, José María Giménez, los directores de la muestra cinematográfica, Miguel Cordero y Néstor Prades, y la asociación de vecinos, Gracia informó de que su intitución está trabajando actualmente con el municipio de Boltaña, al que pertenece Ascaso, para electrificar este núcleo y llevar a cabo la infraestructura necesaria para conectarlo a la red de Endesa, distribuidora de energía en la zona.

Según las fuentes citadas, el proyecto de electrificación de Ascaso, que prevé una línea de conducción con tramos aéreos y soterrados, cuenta con una inversión prevista de 210.000 euros a financiar entre la diputación provincial y el municipio de Boltaña.

Mientras tanto y hasta que llegue la luz, esta edición de la muestra de cine de Ascaso afronta ahora su recta final. Hoy viernes llega el turno, en primer lugar, de los cortos y por la noche se verá el cine más actual, Vivir y otras ficciones, a lo que seguirá el coloquio con su director, Jo Sol, y Pepe Rovira, uno de los actores. Para el cierre se reserva la jornada más popular: cine para niños, comida y baile y una película de estreno como es Caras y lugares, de Agnès Varda, que a sus 90 años sigue haciendo «el mejor cine francés», según cuentan los organizadores.

mucho recorrido / Para Miguel Cordero, codirector de la muestra, «el festival está empezando a revertir dinero a la comarca -resaltó-, al mismo tiempo que después de siete años ya se puede decir que ha conseguido generar un producto cultural ahora reconocido».

Durante la jornada de ayer, además del coloquio en el que estuvo presente Gracia se pudo ver la exposición que, a lo largo de la calle única de Ascaso, mantiene vivo el recuerdo de la heroica huida de la población sobrarbense a Francia en busca de refugio durante la guerra civil, en la denominada Bolsa de Bielsa, «tal como hoy hacen otras gentes para huir de conflictos y penurias», dicen los directores. El autor es José Buil, cuya madre y tíos atravesaron en plena adolescencia el puerto viejo camino de Saint-Lary, donde ahora reside.