A partir de la noche del jueves, la Berlinale se juega mucho. En su 68ª edición, el festival afronta el reto de acallar las duras críticas de las que ha sido objeto en los últimos meses por parte tanto de un nutrido grupo de cineastas alemanes como de la prensa del país, que lo acusan de un déficit de calidad y una falta de criterio crecientes. Repasamos lo más destacado entre la selección de películas que sus responsables han preparado para lograrlo aunque vaya por delante que está por ver si no estalla todo en el transcurso de la primera gran cita del año cinematográfico.

CABEZAS DE CARTEL

El desfile de nombres consagrados se inicia hoy mismo gracias a la película inaugural: Isla de perros, que es la segunda incursión de Wes Anderson en la animación stop motion -recordemos que la primera, Fantástico Sr. Fox (2009), era extraordinaria- y cuyo espectacular reparto de voces incluye a, entre otros, Bryan Cranston, Edward Norton, Bill Murray, Scarlett Johansson y Yoko Ono; mañana les tocará cruzar la alfombra roja a Robert Pattinson y Mia Wasikowska para presentar Damsel, una mezcla de comedia y wéstern, y pocos días después el director Gus van Sant y el actor Joaquin Phoenix estrenarán el biopic Don’t worry, he won’t get far on foot, sobre el caricaturista tetrapléjico John Callahan. Pero quizá ninguna otra de las películas anglosajonas presentes en la muestra despierte tanta curiosidad como el thriller Unsane; al parecer, Steven Soderbergh lo ha rodado con un iPhone.

REFLEJOS DE LA WIKIPEDIA

Sería insensato hablar de películas favoritas al Oso de Oro cuando el festival ni siquiera ha empezado, pero una de las candidatas que más ha dado que hablar sin duda es Utoya 22 july, recreación del atentado del 2011 en el que el noruego Anders Behrin Breivik mató a 77 personas. No es la única presencia del terrorismo en el certamen: 7 días en Entebbe, de José Padilha, recuerda el secuestro en 1976 de un avión que volaba de Israel a Francia, y que culminó en una aparatosa operación de rescate por parte de las fuerzas especiales israelís.

El mundo real, asimismo, también se presentará adaptado a los mecanismos de la ficción a través de un puñado de biopics: Dovlatov, que explora cuatro días en la vida del escritor ruso Sergei Dovlatov; 3 días en Quiberon, que hace lo propio con 72 horas en una clínica de rehabilitación junto a la actriz Romi Schneider; y The happy Prince, drama escrito, dirigido y protagonizado por Rupert Everett sobre los agónicos años finales de Oscar Wilde.

ALARDES DE RIGOR AUTORAL

La cinefilia de línea dura tendrá varias citas ineludibles a lo largo del festival. Dos de ellas son con autores presentes en la competición: el filipino Lav Diaz presenta Season of the devil, que según sus propias palabras es «un musical antimusical, una ópera rock y un poco de todo»; y en Transit el alemán Christian Petzold volverá a hablar de falsas identidades en el marco de los estragos del nazismo -ya lo hizo en Bárbara (2012) y Phoenix (2014)-. Y fuera de concurso el arthouse más purista lo abanderan Grass, la nueva película de Hong Sag-soo -que promete ser más o menos como casi todas las anteriores: una historia de hombres y mujeres que comen y beben y discuten y no se entienden- y Fútbol infinito, documental del rumano Corneliu Porumboiu sobre un funcionario de provincias que intenta presentar al mundo una versión mejorada del deporte rey. Películas que ahondan en el toque autoral de sus directores y que suelen ser siempre uno de los principales atractivos y reclamo de la cita berlinesa.

ESPAÑOLES EN PARALELO

El festival acogerá la presentación internacional de La librería, que después de triunfar en los Goya intentará seguir triunfando en Europa; es, ojo, la octava película que Isabel Coixet presenta en la Berlinale en un festival por el que, está claro, siente cierta predilección y que está por ver si es el principio de una larga carrera para su última producción. Esperanzas las hay todas.

En cambio, para todo el resto de directores españoles presentes en el certamen -todos ellos en secciones paralelas a la competición al margen de la oficial- esta es su primera vez: Ramón Salazar presenta La enfermedad del domingo, en la que una mujer recibe la inesperada visita de la hija a la que abandonó décadas atrás; y también el debut como directora de Meritxell Colell Aparicio, Con el viento, es una historia femenina: la de una mujer que recurrirá a la danza para reconciliarse con la vida que dejó atrás alrededor de veinte años atrás.

Otra directora que llega en esta ocasión a Berlín con una ópera prima bajo el brazo es Diana Toucedo: en Trinta Lumes avanza a medio camino entre la realidad y la ficción para reimaginar las montañas gallegas como un lugar mítico en el que los vivos conviven con los muertos.

Más claramente situada en territorio documental se encuentra la producción El silencio de los otros, en la que los directores Almudena Carracedo y Robert Bahar -y Pedro Almodóvar ejerciendo de productor de la producción- acompañan a una larga serie de supervivientes de crímenes cometidos durante el franquismo que buscan que se haga justicia.

Por último, En busca del Óscar es un retrato de Óscar Peyrou, un crítico de cine que alardea de no ver películas antes de escribir sobre ellas. Peyrou, por cierto, es Presidente de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica. Algo cuanto menos, curioso. Así está el patio en la profesión.