Los lusos The Gift llegan este sábado al Teatro de las Esquinas para presentar su nuevo album, Altar, que han realizado junto con Brian Eno. Hablamos con John Gonçales, teclista y bajista.

—Con ‘Altar’, han pasado a formar parte del selecto grupo de artistas que han colaborado con Brian Eno; Coldplay, David Bowie, U2, Talking Heads, y ahora The Gift.

—Brian Eno es en nuestra opinión el mayor productor vivo del mundo, y esto es algo que hemos dicho desde nuestros inicios a los 20 años, mucho antes de trabajar con él. Para nosotros trabajar con él era un sueño, y a veces los sueños acontecen. Al final Brian no solo realizó la producción del disco, sino que cantó, tocó y compuso el libro con Nuno y con Sonia, de modo que pasamos a ser parte de un grupo más selecto aún de artistas que habían colaborado con Brian más estrechamente. Es algo que nunca vamos a olvidar.

—Tengo entendido que el nombre del álbum ‘Altar’, hace referencia a esos procesos de composición con Eno, a los que ustedes denominan como «celebración».

—Nosotros hicimos el disco con mucha tranquilidad. Alquilamos una casa y podíamos estar un día entero haciendo una jam sesión que finalmente no aparecería en el disco o trabajando en canciones que nunca verían la luz. No teníamos ningún tipo de presión de discográficas, así que para nosotros fue como una celebración. Finalmente nos planteamos como íbamos a llamar al disco, y entonces apareció ese nombre Altar, que resumía perfectamente esos dos años de grabación que habíamos pasado con Brian.

—Una de las cuatro sesiones de grabación del disco la realizaron en Alcobaça, una pequeña ciudad cercana a Lisboa donde nació The Gift. ¿Cómo fue compartir con Eno sus raíces?

—Me alegra que me haga esa pregunta porque para nosotros fue algo muy importante. Habíamos grabado con Brian en Galicia, en Londres, pero nada fue comparable a compartir con él esos días en Alcobaça. Fue genial compartir con Brian nuestros sitios, nuestros restaurantes, nuestros bares, etc. Brian desde el comienzo trató de limar nuestro estilo para que fuese un poco menos épico, y cuando visito Alcobaça y contempló el monasterio que tenemos allí lo entendió todo. Era imposible crecer con aquel monasterio delante y que todo lo que hiciésemos no fuese épico.

—Eno no solo limó su álbum, sino que también les propuso retos. Tengo entendido que Nuno y él colaboraron estrechamente para sacar adelante ‘Vitral’, una de las canciones más acústicas de ‘Altar’.

—Con Vitral no sabíamos muy bien hacia donde se dirigía la canción. En uno de esos momentos de bloqueo Brian sacó su juego de cartas, un sistema que ya había utilizado con otros artistas como Bowie en el que se sacan cartas al azar para decidir hacia donde se dirigirá una canción. Nuno sacó una carta y la carta le dijo que tocasen en un sitio completamente oscuro. Así lo hicimos. Nuestros guitarristas tocaron dentro de una sala completamente oscura y lo que salió de allí fue la base sobre la que construimos Vitral.

—‘Altar’ es un disco de contrastes, los sintetizadores demoniacos de ‘Love without violins’, el synth-pop de ‘Clinic Hope’, las guitarras de ‘Vitral’. ¿Lo considera su disco más ecléctico?

—Imagínese que es usted Brian Eno y está acostumbrado a trabajar con bandas que componen simplemente con guitarra, batería y teclado como Talking Heads. De repente Brian se encontró con nosotros, siete músicos con una parafernalia de instrumentos y cabezas abiertas que no decían que no a nada. Nosotros siempre habíamos apostado por la apertura estilística y versátil, pero este caso fue especial. Es nuestro disco más ecléctico porque lo único que une a las canciones entre ellas es el momento en que se hicieron.