Hace ya 12 años que una persona indigente con nombre y apellido, Rosario Endrinal, fue asesinada por tres jóvenes de familia adinerada, que la quemaron viva en un cajero. Un suceso que provocó la repulsa de la sociedad, pero sin profundizar en el rechazo social que aún hoy sigue causando la gente que habita las calles.

Sobre ello reflexiona Caídos del cielo, una coproducción entre las compañías Teatro del Alma y Luna de Arena, que llega al Teatro del Mercado de jueves a domingo (todos los días a las 20.30 menos el domingo, a las 18.30, con entradas a 12 euros).

La obra llega para remover conciencias, aunque también forma parte de un proyecto más grande. «La idea nace de Paloma Pedrero (autora del texto), con un sentido integrador, ya que quiso unir a gente que estaba en la calle con intérpretes profesionales, y trabajando juntos surgió esta obra», señaló Félix Martín, su director.

Martín presentó la obra el pasado viernes, acompañado por el gerente del Patronato Municipal de las Artes Escénicas y de la Imagen, Víctor López, y también Claudia Sancho, Minerva Arbués, Cristian Dragán, Pablo Lasala, Rafa Cadena y Pepe Gro, parte del reparto, que se completa con Ana Cózar, Iván Miguel, Irene Alquézar y Laura Marco; en total 8 actores en escena. La iniciativa resultó ser tan positiva que Pedrero ha creado una ONG con la intención de que perdure en el tiempo.

El mundo de los excluidos sociales se plasma en la obra, buscando un análisis que permita entender las causas de esa exclusión, que puede venir motivada por drogas, problemas económicos, mentales o incluso disputas familiares. «Algunos de los dramas que se cuentan aparecen suavizados, porque no queremos darle un carácter sensacionalista», señaló el director. «La obra está entre el drama y la comedia; también hay situaciones hilarantes que parecen cómicas, pero que tienen un drama detrás».

Todas las historias que se cuentan tienen como punto de partida la tragedia de Rosario Endrinal, cuyo espíritu «guiará la historia», que va pasando por las vidas de otras personas excluídas socialmente, como mendigos, inmigrantes o refugiados. La obra pone el foco en cómo llegaron a esa situación, haciendo hincapié en que «no son personas muy distintas a nosotros, muchos vienen de familias normales, eso demuestra lo frágil que es la línea de la exclusión», reflexionó el actor Pepe Gros. «Te preguntas por qué están ahí de manera más clara», dijo Minerva Arbués.

El director considera que la realidad es que «no nos gusta estar al lado de estas personas», y apuntó que «a partir de hacer la obra empecé a acercarme a la gente de la calle, y algunos me han contado historias impresionantes».