Lo que la ciudad de Zaragoza ha evolucionado desde 1808 hasta el 2008 apenas puede apreciarse en las vistas generales tomadas por los pintores. Un ciudadano desde un coche podría captar de inmediato las transformaciones urbanas puntuales. Pero es en esas panorámicas de los artistas desde donde se aprecia con más profundidad lo que ha sucedido en el tiempo: Una forma continuamente nueva de mirar a Zaragoza.

Cajalón, en colaboración con el Colegio de Arquitectos y con el Ayuntamiento de Zaragoza, abrió ayer en su sede del Coso una exposición titulada Genius loci (El genio o espíritu del lugar) configurada en dos secciones: Una primera de retratos urbanos, la ciudad vista por 36 pintores, desde aquella vista panorámica de Juan José Gárate desde el monte de Torrero en 1908, hasta la vista de los áticos tomada desde el barrio de La Magdalena por Eduardo Laborda en el 2008, por poner dos ejemplos. En medio, Marín Bagüés, Duce, Borobio, Aransay, Gay, Mayayo, Cortés, Salavera, Ruizanglada, Arrudi, Cerdá...

Y una segunda sección titulada Aporías artísticas del siglo XXI, donde se exponen 30 obras de 48 x 48 centímetros en papel que lleva impreso el plano de la ciudad, sobre las que han intervenido desinteresadamente otros tantos pintores, que reflexionan y experimentan sobre un mismo territorio y proyectan diferentes ideas y sentimientos. Es el campo de Fraile, Armisén, Guelbenzu, Arranz, Cruzado, Vila...

El teniente de alcalde de Infraestructuras, Antonio Becerril, señalaba ayer en la apertura de la muestra que 1908 y el 2008 fueron dos grandes impulsos de transformación inmediatamente constatables "aunque la valoración de los cambios es más compleja y dilatada".

Becerril señaló que en la transformación "tiene mucho que ver la política, pero hay otros factores: las tendencias sociales, la situación económica, el empuje empresarial o la labor de los creadores". La visón de estos últimos acompaña en la reflexión, "para atrapar el alma de la ciudad desde el campo de las intuiciones y de las emociones".

Luis Peirote, del Colegio de Arquitectos enmarcó esta exposición en el conjunto de otras muestras con el mismo espíritu que se vienen realizando desde el 2008 y Ricardo Marco, uno de los comisarios, indicó que esta exposición es "un manual de arte contemporáneo, con un resultado extremadamente diverso" y citó a Wittgenstein al recordar que "la pintura es el arte de lo inefable". Javier Hermosilla, dirigente de Cajalón, indicó que estos cuadros nos acercan a la evolución de Zaragoza en los cien últimos años "desde las emociones y los sentimientos" y aventuró que "todos encontraremos algo que desconocíamos de la ciudad".