La Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza vivió ayer una mañana especial; se veía tanto en las caras de los profesores, agobiados y cruzando los pasillos una y otra vez, como en la de algunos alumnos de la escuela, que sabían que iban a tener muchos espectadores en sus clases.

Aprovechando el Día Mundial del Teatro, creado en 1961 para animar al público a interesarse por las artes escénicas, la Escuela Municipal de Teatro, con ese mismo espíritu, organiza cada año una jornada de puertas abiertas para alumnos de institutos. Los primeros grupos de estudiantes llegaron a las 9.30, y en el salón de actos del Centro Cívico Universidad les esperaba una breve presentación con un vídeo explicativo de la escuela, y la bienvenida del director, Rafa Campos. Este año las «previsiones se han desbordado», y la jornada se repetirá hoy martes, para así acoger a alrededor de 400 alumnos de institutos.

«Estamos encantados, porque una de las funciones de esta jornada es dar a conocer la escuela entre los estudiantes de enseñanzas medias», reconoció Campos, quien acababa de llegar al salón de actos para otra recepción.

«Sí, hay nervios, siempre que viene algo de gente a verte hay un poco de tensión, pero te lo pasas bien y al fin y al cabo es día de puertas abiertas, van a verte a ver cómo lo haces y oye, si alguien quiere apuntarse mucho mejor», explicó Marta Salvo, alumna de 3º de la escuela, que junto a sus compañeros ya mostró una clase de danza, primero y otra de interpretación, después. En esta doble jornada los visitantes pueden ver demostraciones de danza, interpretación, canto, acrobacias o esgrima, y contemplar cómo se prepara un intérprete para salir al escenario, desde un calentamiento a ejercicios de preparación física más serios. «Lo que tratamos es que vean algo de cuerpo, algo de voz y algo de interpretación», según la profesora Marissa Nolla, que imparte asignaturas de dicción y expresión oral. «No es lo mismo que ver un folleto, el que te enseñen una clase y veas cómo se mueven los alumnos, las aulas, etc», opinó.

cambio radical de espacio / El recorrido comenzó para todos los alumnos con una pequeña sorpresa, materializada en una pequeña pieza de teatro del grupo de danza y teatro inclusivos Pares Sueltos, en la que participan personas discapacitadas. Una forma de «reivindicar el acceso a la cultura», según Arantxa Azagra, profesora de expresión corporal.

Tras ello, los distintos grupos iban pasando por las aulas, que no se parecían en nada a las de sus centros. «La verdad es que me gusta más que estar en clase sentada escuchando a un profesor, porque ésa es la manera de soltarte y ver cómo eres tú y expresarte con tus sentimientos», decía Marina García, de 15 años, del Colegio Santa Rosa. Ella en cambio se quiere «dedicar a otra cosa» en el futuro, pero a otros como Eloy Vicente, alumno del Colegio La Milagrosa, la experiencia «me ha dejado más ilusionado, quiero decir, que antes no me había planteado estudiar, pero ahora sí».

«A ciertas personas se les veía ya ese brillo en los ojos, pero siempre es inevitable que haya caras de, ¿qué coño estoy haciendo aquí?», bromeaba Manuel Buenaventura, alumno de 3º de la escuela. Él y sus compañeros también realizarán unas jornadas de intercambio los días 29 y 30 de marzo con los alumnos de último curso de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), quienes representarán esos días en el Mercado a las 19.00 El pánico, de Rafael Spregelburd; y los alumnos zaragozanos harán lo propio el mes de junio en la RESAD, en Madrid.

Mientras que a muchos se les notaba enseguida la cara de asombro, algunos de los jóvenes invitados sabían perfectamente a lo que vienen. «Por ejemplo ahora estaban los del IES Pedro de Luna, que éstos van a todo lo que organizamos, son muy majos, habrá que pagarles comisión», decía entre risas Marissa Nolla. El caso de este centro muestra que el interés por el teatro también tiene que ver con la oferta educativa, siendo de los pocos con tradición de artes escénicas en Aragón, llegando a ofrecer un bachillerato enfocado a esta disciplina.

El director de la escuela, Rafael Campos sabe de su importancia, no solo para llegar a ser actor, ya que, según él «en algún momento de la vida, los estudios de interpretación abren perspectivas a mucha gente, dentro de la profesión, pero también en otras que estén más o menos relacionadas».