El Festival de Cannes se posicionó ayer en favor del director británico Terry Gilliam en el conflicto que mantiene con el exproductor Paulo Branco, y denunció las «intimidaciones» de este para que El hombre que mató a Don Quijote no se proyecte en la clausura del certamen.

Alfama Films, controlada por Branco y antigua productora del proyecto de Gilliam, ha solicitado al juez que prohíba la exhibición de El hombre que mató a Don Quijote porque, en su opinión, viola los derechos de difusión de la obra.

Cannes asegura que no actuó a la ligera cuando decidió incluir la película en su selección oficial y denunció que Branco está dejando que su abogado «proceda a intimidaciones y afirmaciones difamatorias tan irrisorias como grotescas».

El festival, según el comunicado firmado por su presidente, Pierre Lescure, y su delegado general, Thierry Frémaux, «respetará la decisión» del tribunal que resolverá sobre esta demanda el próximo 7 de mayo «sea cual sea», pero reiteró su apoyo a Gilliam.

Lescure y Frémaux señalaron que cuando la película les fue presentada Branco les informó del litigio que le enfrentaba al cineasta británico, después de que estos rompieran su relación profesional en la preproducción del filme. En su nota, recordaron que este tipo de contenciosos son habituales, y que su única misión es escoger las películas «bajo criterios puramente artísticos».