Javier Peñafiel regresa a Zaragoza, su ciudad natal, para exponer en La casa amarilla su proyecto Extrema higiene, que se inaugura hoy a las 12.30 horas y se podrá visitar hasta el 8 de abril. Desde su última individual en el Museo Pablo Serrano han pasado trece años. Sus obras, como siempre ha sido, desean combatir la monotonía de la especie (humana). Esa es la ambición fatal y al mismo tiempo el dispositivo vitalista. Es baja nuestra tolerancia, escribe Peñafiel, a la frustración. «Las pinturas que he hecho, espaciadamente, a lo largo de 20 años, y que presento ahora en relación con otros documentos y dibujos, en simultaneidad, son cepillos de dientes. Algunos están cariados por la pintura y sólo por la pintura. Esos cepillos son una partitura por interpretar. Así, la pintura, nunca duda de la realidad, no es profilaxis», señala el artista.