De una donación de José Beulas surgió el Centro de Arte y Naturaleza en Huesca con el que el artista mantuvo una relación que no fue sencilla en determinados momentos. Todo se remonta a finales de los años 90 cuando el proyecto estaba más o menos encauzado y la Fundación Beulas comenzó su andadura en 1999. Su objetivo, convertir el CDAN en un lugar de parada en los itinerarios de arte contemporáneo.

El edificio fue encargado a Rafael Moneo y, tras un gran desfase (casi dos millones de euros que asumió el Gobierno de Aragón casi en su totalidad lo que elevó el coste a más de cuatro) y retrasos en su ejecución, no abriría sus puertas oficialmente hasta enero del 2006 bajo la dirección de Teresa Luesma.

«EL QUE MANDA, MANDA»

No pasó mucho tiempo para que las primeras voces (tímidas, eso sí) expresaran sus quejas por el, según ellos, «arrinconamiento de las obras del artista» y la realidad es que Beulas sin decir nada decía mucho. No puso muchos reparos en los inicios del CDAN pero no le pareció excesivamente bien que el edificio tuviera que compartir espacio con el proyecto de arte y naturaleza y, de hecho, no se opuso, cuando vinieron las vacas flacas para el edificio, a la destitución de Teresa Luesma. Entonces, en una entrevista a este diario en marzo del 2012 declaró: «Este albergue (por el centro) está hecho para mi colección, la exhibición de la misma fue la única condición que se puso para el legado. A mí me llegan las protestas de que no se ha hecho. Se hizo en los comienzos, luego hubo nuevos proyectos y había que buscar un equilibrio pero ya sabes cómo son las cosas. El que manda, manda».

Ya entonces decía que su queja «no era sobre lo que se había hecho sino de lo que no se había hecho». Beulas se refería abiertamente «a la desproporción entre las dos colecciones» que coexistían. De hecho, el aragonés de adopción se mostraba entonces muy contento porque ese mismo día se iba a inaugurar una exposición con 21 cuadros de su colección: «Estos cuadros que ahora se exponen no los había visto nunca más desde que los legué, pero eso no le importa a nadie. Y era mi colección comprada durante 60 años de esfuerzo personal (...) Yo recibí una beca del Ayuntamiento de Huesca en los años 50 y mi afán ha sido devolver aquello que se me dio en aquellos tiempos y pensé que la mejor manera era comprar obras de arte y exponerlas».

Aún así, después de la primera donación vinieron cinco más, la última de 93 piezas, llegó este mismo año con la mediación del nuevo director del centro, Juan Guardiola, quien ayer recordó este hecho: «Permitió cuadriplicar la obra del pintor que tiene el museo. Habla de la generosidad del artista y estoy muy orgulloso de que confiara en mí y en el CDAN». En total, la colección Beulas-Sarrate que gestiona el centro oscense asciende a 324 piezas, junto con el archivo documental del pintor formado por miles de documentos, fotografías y objetos.

SEGUNDA FASE NUNCA VISTA

Beulas falleció ayer y se ha ido sin ver construida la segunda fase (que se le prometió en una de sus nuevas donaciones) que estaba diseñada desde el inicio del proyecto por el mismo Moneo. El artista y coleccionista, aunque no dejó de reclamar su construcción, ya en la entrevista del 2012, no veía nada claro su viabilidad: «Nunca la veremos. El éxito de este museo es que es una proporción muy adecuada a lo que es Huesca. Ahora lo que quiero es devolver ese proyecto a Moneo porque han intervenido manos extrañas. Esto era un proyecto de Moneo y el auditorio que hay ahí fuera no es de Moneo. Lo primero que pediré al Patronato es que se quite ese cacharro de ahí. Quizá ahora se pueda pensar en la construcción del auténtico auditorio».

A pesar de todo, José Beulas nunca le dio la espalda al CDAN, que seguía visitando cuando podía, a pesar de reclamar siempre más espacio para sus obras y siempre estuvo a disposición del director Juan Guardiola quien señaló ayer que aunque no tenía con el artista una relación de años «sí que fue muy bonita ya que hablamos mucho, dialogamos y le visité muchas veces».