La naturaleza ha sido a lo largo de la historia una de las musas mas requeridas por los artistas a la hora de conseguir inspiración. El reto de comenzar una nueva obra siempre es costoso: a veces buscas las ideas o a veces las ideas vienen a ti. Esto es lo que le ocurrió a José Manuel Val, un escultor de Tarazona, al que la catástrofe causada por un temporal a principios de diciembre le dio la oportunidad de crear.

El primer temporal al que se le puso nombre, Ana, fue una ciclogénesis explosiva cuyos efectos se dejaron notar en Tarazona. Las rachas de viento de más de 100 km por hora tiraron varios árboles en la localidad. «Cuando hubo tanto destrozo con la tormenta quedó un árbol enorme que las cuadrillas de limpieza no pudieron quitar. Entonces pregunté en el ayuntamiento si me podía llevar el tronco y me dijeron que sin problema», cuenta Val. Entonces trasladó el tronco, de unos 4 metros y 3.000 kilos de peso, al interior de la Plaza de Toros Vieja, donde Val tiene una tienda de artesanía, y comenzó a trabajar con él. «La disposición del ayuntamiento fue también buena para que pudiera trabajar ahí, pero tendré que acabar antes del 15 de agosto porque son las fiestas y hacen espectáculos en la plaza». Si se cumplen los plazos, Val tardará ocho meses en completar su obra.

La idea del artista es convertir este tronco en una representación de los cuatro elementos de la naturaleza: el fuego, la tierra, el aire y el agua. «Se me ocurrió porque fue el aire el que tiró el árbol. Las raíces del árbol están en conexión con la tierra y encima se alimenta de agua para vivir. Además, la madera se quema con el fuego», explica Val, que está trabajando sobre un boceto que «plasma su visión de los cuatro elementos». Además, este artesano quiso aprovechar la catástrofe para hacer arte: «aquello fue un destrozo enorme, y la gente está muy contenta de que lo aproveche esta manera».

El objetivo de Val es que esta obra se exponga en algún lugar de la localidad turiasonense, donde ya tiene tres esculturas públicas: dos en piedra (una dedicada a San Antón y otra, a las tres culturas) y una en bronce (en honor a Paco Martínez Soria). Esta nueva obra, en madera de ciprés, es un reto para el artista por la envergadura del tronco, aunque el material en sí no es muy costoso de trabajar porque la madera todavía está verde. «La madera de ciprés se endurece con el tiempo por lo que es un buen material, pero aun con todo hay que darle un tratamiento para que resista al tiempo». Al menos tanto como llevaba el ciprés en pie.

José Manuel Val tiene un taller de artesanía en la misma plaza de toros vieja donde se encuentra trabajando con el ciprés caído. El taller, llamado Arrendajo, es una muestra más de las posibilidades que ofrece la naturaleza para crear arte.