La periodista Cristina Fallarás indaga en sus raíces familiares en su nueva novela Honrarás a tu padre y a tu madre, una obra inclasificable, con la que ha querido «deshacer el silencio» que envuelve su propia historia, como el fusilamiento del abuelo paterno ante la tapia de un cementerio en 1936. Publicado por Anagrama, con el libro la escritora dice que ha salido a «buscar» a sus muertos, en un viaje «físico e íntimo», que en algunos momentos la ha llevado a tener que abandonar el teclado del ordenador puesto que le temblaban las manos.

Junto a la editora Silvia Sesé, explicó que empezó a darle vueltas al proyecto cuando asumió la condición de madre, diez años después de tener a su hijo (ahora tiene 15), y reflexionó sobre la herencia familiar y pensó que no quería dejar a su descendencia «lo que yo había heredado, que me ha hecho daño constantemente». Aseveró que la parte materna, descendiente del político mexicano Benito Juárez, es de clase social alta, «franquista radical», y a los que «si preguntaba sin sonrojo por lo que hicieron durante el franquismo, contestaban sin sonrojo, incluso de sus relaciones con la Gestapo», mientras que de la parte paterna, «del bando de los perdedores no hay ni registro ni memoria».

Así que, Fallarás ha indagado durante un año «a la vez que escribía, buscaba, investigaba la historia familiar y salían cosas cada vez más atroces, sorprendentes, pero también tiernas». La confluencia, prosiguió, de «lo terrible, lo escabroso y lo tierno hizo que, al final, pensara que no podía escribir sólo la historia de los otros, también debía estar la mía, una hija del silencio como millones de españoles».

En la primera parte, no esconde que hay una búsqueda novelada de sí misma a partir de sus antecedentes familiares, con la presencia de unos personajes que son reales, «existen o han existido», mientras que la segunda parte tiene «un calado más de novelón clásico y se remonta a principios del siglo XX». La última parte, más de párrafo corto e intimista, es sobre ella, con lo que «la primera parte es la de los asesinados, la segunda se centra en los asesinos y la tercera es sobre el fruto de los asesinos y los asesinados». «De la misma manera que ha habido un ejercicio de sanarme personalmente a la hora de escribir el libro, he barrido miserias y ventilado lo que soy y lo que somos», apuntó, porque también ve el libro como un retrato de la evolución de España.

La zaragozana, actualmente residente en Madrid «por cuestiones laborales», después de haber vivido en Barcelona desde los 18 años, rememoró que desde siempre se ha mostrado interesada en la «lucha por la memoria y en lo que la dictadura franquista dejó tras de sí, sin que ningún gobierno en los últimos cuarenta años haya hecho nada para remediarlo, con muertos todavía en las cunetas». Cree necesario que haya «una lucha íntima, como es este libro, también impúdico. Si no hay un relato íntimo del silencio, el relato oficial es impostado», zanjó.

SEXUALIDAD ARREBATADA// Además, quiso denunciar que después de la guerra civil a muchas de las mujeres que quedaron viudas, como su abuela Presentación Pérez, «les quitaron la sexualidad y la posibilidad de amar de una manera sana y honesta». Durante la presentación de la novela, la también activista sostuvo que en España «no ha dejado de haber ni un solo minuto de violencia política» y agregó que «siempre hay presos políticos, no solo por Cataluña, porque también se ha metido en prisión a un titiritero».

Asimismo, afirmó que «la base de la Transición es la ley de la amnistía de 1977, de no juzgar los crímenes del franquismo, construyéndose la democracia sobre eso, sin que hayamos pedido cuentas por determinadas cosas».