P ionero de los conjuntos en España, el grupo gaditano The Rocking Boys grabó en 1962 la canción Cuando llegue septiembre, con esta letrilla: «Que me importan a mí mayo y abril y el mes de enero / pues septiembre vendrá y con él llegará el amor que espero». Esperen a su amor, y a mí de paso, pues volveré en septiembre con más música. Feliz agosto.

Roger Waters. Is This The Life We Really Want? (Sony Music). Con este álbum, producido notablemente por Nigel Godrich (Radiohead, Beck), vuelve a las grabaciones el señor Waters tras 25 años de silencio. Músicos solventes le acompañan en lo que parece un manifiesto de alguien realmente enfadado con un mundo colvulso, pero que no pierde la ironía. Musicalmente uno diría que continúa, con mirada actual, donde dejó The Dark Side Of The Moon.

David Bowie. Cracked Actor. Live Los Angeles 74. (Parlophone). Este disco, inédito, mezclado por Tony Visconti, se ha armado con canciones del documental grabado por la BBC en plena adicción de Bowie a la cocaína, pero los músicos son diferentes (Carlos Alomar, Luther Vandros...). Es una apuesta excelente, más rhythm & blues que la del disco oficial Live 1974. Piezas de Aladdin Sane y Diamond Dogs conforman el repertorio (20 piezas, dos CD), pero no son la única fuente.

Songhoy Blues. Résistance. (Transgressive Records / Pias). Esta segunda entrega del grupo de Malí se muestra más abierta y variada que su debut, anclado vigorosamente en el blues. Iggy Pop canta en Sahara, William Harvey pone aires country en Hometown, y MC Elf Kid aporta esencias grime en Mali nord. Hay teclados y metales, detalles mandingas y una clara intención política.

Karl Hyde & Matthew Herbert. Fatherland. Original Music Drom Stage Show (Caroline / Music As Usual). Hyde, de Underworld y el mago Herbert aliados en la tarea de meter en un CD la banda sonora de Fatherland, pieza músicoteatral sobre la paternidad escrita por Karl, Simon Stephens y Scott Graham. La obra escénica es atrevida y ambiciosa, y el disco atrapa. En él se reformulan músicas diversas (pop, gospel, folk) con singulares arreglos e instrumentación y un tratamiento destacado de las voces.

Argentina. La vida del artista (Sony Music). Sobre la calidad y el poderío de la cantaora Argentina hay poco que discutir. Pero sí conviene anotar que estamos probablemente ante su trabajo más arriesgado. En 17 piezas toca muchas teclas (incluso el tango y el fado); pero la clave no está en la variedad sino en el tratamiento sonoro (original en Elogio a Morente, por ejemplo) y en cómo coloca la voz en cada tema.

Lila Downs. Salón, lágrimas y deseo (Sony Music). «Soy libre y soy mujer para beberte». Así las gasta Lila Downs en su nuevo disco, armado con piezas propias y ajenas (Lara, Jiménez, Carrillo...). Bolero, jazz, cumbia, danzón, son, mariachi... Todo un mosaico sonoro para un álbum tal vez no tan brillante como Balas y chocolate, su predecesor.

Julia Hülsmann Trio. Sooner and Later (ECM / Distrijazz). Con Marc Muelbauer (contrabajo) y Heinrich Köbberling (batería), viejos colegas, vuelve la pianista alemana al formato trío, en el que reparte bastante juego. Las piezas más tranquilas tienen cierta atmósfera envolvente, y las más enérgicas destacan por su estructura más compleja y actual. En el repertorio encontramos una lectura personal de All I Need, de Radiohead, grupo muy del gusto de los pianistas de jazz.

Booker T. & The MG’s. Stax Classics. (Stax / Rhino). Esta compilación de la gozoza banda instrumental de blues y funk forma parte de la serie de grabaciones que el legendario sello Stax, de Memphis, está sacando de los baúles con motivo de su 60 aniversario: Redding, King, Sam & Dave, Rufus y Carla Thomas...

Susana Estrada. The Sexadelic Disco-Funk Sound Of... (Espacial discos / Guerssen). No se me achicopalen y escuchen los arreglos que Josep Llobell y Manuel Gas hicieron para las canciones de quien, se dice, fue la musa erótica de la Transición. El resultado es algo ralo, pero las fuentes no son casuales. Y Susana («No vaya a constiparse», le dijo Tierno Galván), con mucha intención sobre esos colchones disco, funk, casi rap e incluso música espacial, suelta sus calentones, pero también reivindica libertades sexuales largo tiempo ansiadas. Este disco recopila sus grabaciones de los 80 y aporta una pieza inédita.