Con el propósito de dar a conocer la riqueza y gloria de su reino, que desde la India se extendía hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, el rey Asuero —identificado con el histórico Jerjes I, hijo de Darío I y sobrino de Ciro— organizó, en torno al año 483 a. C., todo tipo de celebraciones durante seis meses que culminaron con un banquete de siete días en el patio del jardín del palacio real, en la ciudadela de Susa. «Había colgaduras de lino fino, de lana y de púrpura violeta, fijadas, por medio de cordones de lino y púrpura, en anillas de plata sujetas a columnas de mármol blanco; lechos de oro y plata sobre un pavimento de pórfido, mármol, nácar y mosaicos. Se bebía en copas de oro de formas diversas y el vino ofrecido por el rey corría con regia abundancia».

Coincidió el banquete de Asuero con el que la reina Vasti, su esposa, ofreció a las mujeres en otra estancia del palacio real. El séptimo día, alegre por el vino, Asuero mandó llamar a Vasti para que las gentes contemplaran su belleza. Pero la reina se negó, lo que irritó a Asuero que pidió consejo a los entendidos en leyes. Memukán dijo: «La reina Vasti no ha ofendido solamente al rey Asuero. Porque se correrá el caso de la reina entre todas las mujeres y hará que pierdan estima a sus maridos». Se decidió entonces que Vasti no volviera a presencia de Asuero quien, además de buscar nueva esposa, envió cartas a todas las provincias, «a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, para que todo marido fuese señor de su casa».

El relato bíblico corresponde a la primera parte del Libro de Ester, Asuero y Vasti, al que siguen Mardoqueo y Ester, Los judíos amenazados, Desquite de los judíos y La fiesta de Purín. Sucesos que tienen su origen en el Sueño de Mardoqueo, tío de Ester futura esposa de Asuero, que introduce el antiguo libro hebreo, muy popular en la Edad Media y en el Renacimiento. Obras singulares del Museo de Tapices de La Seo de Zaragoza son las tres colgaduras de la serie Ester y Asuero, en especial la primera que la inicia: Banquete de Asuero y degradación de la reina Vasti, un paño de enormes dimensiones realizado posiblemente en el taller flamenco de Tournai, en el último tercio del siglo XV, que fue donado por el arzobispo Alonso de Aragón. La composición queda organizada en tres registros verticales: el banquete del rey Asuero ocupa el primer registro; el recado de los eunucos a Vasti y la reacción del rey a su desobediencia, centra el segundo; y el tercero, la expulsión de la reina en compañía de sus damas y eunucos, y la proclamación del edicto real, así como el conocimiento por parte de Mardoqueo de la conspiración de los eunucos contra el rey.

Los tres tapices de la serie, junto al mencionado: Exaltación de Ester al trono de Persia y Ester salva a su pueblo, reflejan un cambio muy importante en la disposición y representación de la flora y vegetación como analizó Pilar Bosqued en su libro Flora y vegetación en los tapices de La Seo. Diferentes cartelas, que ayudan a seguir la compleja narración e identificar a los personajes, sustituyen a las masas arbóreas de relleno de las escenas, en la parte superior del tapiz, como era habitual en épocas anteriores. Tras las altas murallas del castillo se observa un banco de hierba, propio de la jardinería de la época. Y en la cenefa de la parte inferior se disponen plantas alineadas que el licero tomó de diferentes cartones de herbarios: violetas, pensamiento, fresa, alhelí, clavel, caléndula, margarita menor, verónica, campanilla, neguilla, melandrio y diente de león. Algunas muy comunes y conocidas en la época y otras, anota Bosqued, introducidas en los jardines de los aristócratas.

El relato bíblico motivo del tapiz es, además, un excepcional documento que permite conocer tipos, usos y costumbres de la vida cortesana de la época en que se realizó la obra.