«El último espectáculo que hará Dalí». Marga, una vecina de Llançà, uno de los cientos de curiosos que se agolpaban anoche ante el Teatre-Museu Salvador Dalí de Figueres, resumía bien la escena que se desarrollaba delante de sus ojos. Aunque seguro que, de haber oído su comentario, no les hubiese hecho mucha gracia a la directora de los museos Dalí, Montse Aguer, y a la alcaldesa de Figueres, Marta Felip, que contemplaban con mirada compungida cómo desfilaba por la puerta del museo la comitiva judicial, seguida de los forenses con sus maletines y de los empleados de una funeraria, con un ataúd y una camilla. Aunque esta vez, salvo que se demuestre lo contrario en caso de que la prueba de ADN sea positiva, el responsable no es el pintor surrealista sino una vecina de Figueres, Pilar Abel, que reclama ser hija de Dali.

Abel no estaba ayer en Figueres, aunque sí su abogado Enrique Blánquez. A lo largo de la mañana, Abel había participado en otro espectáculo diferente, en los platós televisivos de Madrid, tras renunciar a estar presente en Figueres, a pesar de sentir «alivio» por haber conseguido su objetivo, porque en su día las imágenes del funeral del pintor le hicieron «mucho daño». El juicio sobre la paternidad de Dalí se desarrollará en Madrid el 18 de septiembre, fecha en que ya han de estar disponibles los resultados de la prueba genética, que Blánquez espera que tenga resultados en 15 días. Solo si resulta positiva Abel emprenderia un segundo proceso para reclamar la legítima de la herencia del pintor, que alcanzaría el 25% del patrimonio legado al Estado español y gestionado por la Fundació Gala-Dalí.

La alcaldesa de Figueres lamentaba ayer que el juzgado que ordenó ejecutar la exhumación a la juez de Figueres no se haya planteado agotar otras posibilidades menos costosas, como realizar una prueba de ADN con los restos del padre legal de Pilar Abel, que de resultar positiva habría evitado el costoso operativo que ha incluido un dispositivo policial, la intervención de una empresa que ha debido levantar la losa de una tonelada y la instalación de una carpa para ocultar los trabajos incluso de la vista de un potencial dron que sobrevolase la cúpula geodésica de cristal que cubre el escenario del Teatre-Museu bajo el cual yacía hasta ayer el cuerpo de Dalí. Dentro de lo desagradable de la situación, apuntaba ayer Felip, la expectación generada «ha permitido reforzar la posición de Figueres como ciudad de Dalí».

La operación empezó a las 8.15 horas para permitir que el museo mantuviese su actividad normal. Este viernes deberá reabrir a las 9 de la mañana, cuando los trabajos deberían haber acabado y Dalí debería volver a reposar en su tumba, a no ser que el proceso de análisis de sus restos obligue a trasladar el cuerpo al depósito para volverlo a inhumar en otro momento. El hecho de que el cuerpo de Salvador Dalí fuese embalsamado hace que la extracción de tejidos que puedan aportar ADN en buen estado sea particularmente laboriosa. Los trabajos estarán a cargo de dos forenses y un técnico del Institut de Medicina Legal i Ciències Forenses de Catalunya. Según su directora, en casos similares, en que el cuerpo ha sido sometido a un proceso de embalsamamiento y tratado intensamente con formol, suele ser necesario extraer dientes y muestras de uñas y de médula ósea procedente de huesos largos.