Ellos son los primeros sorprendidos por el éxito de 8 apellidos vascos, aunque algo ya intuían. Emilio Martínez Lázaro, el director, cuando, antes del estreno, "en las primeras proyecciones ante público, éste no paraba de reír". El actor Karra Elejalde, cuando, durante el rodaje, "los técnicos, que ya se lo saben todo, se divertían". Ambos participaron ayer en el Paraninfo en el ciclo La buena estrella, que contó también con la presencia de Dani Rovira. "Yo no me esperaba para nada este éxito. Se nos ha ido de las manos", reconoció el protagonista, aunque luego afirmó sentirse "relajado pese a que la cosa no ha terminado".

Y es que el actor, en el que supone su primer papel en el cine, se imaginaba a "los jefes de Marvel preguntándose cómo había ido su Capitán América y viendo que en un sitio muy pequeño les había ganado una película que se titulaba 8 apellidos vascos", algo así como "un Astérix y Obélix", explicó con cierto cachondeo.

GRAN PROMOCIÓN

El guion está "muy bien", los actores son "muy buenos" y la promoción "ha sido como la de una película americana"; pero la clave del éxito es "el entusiasmo popular", dijo Martínez Lázaro, que en las redes sociales escribían "viva el cine español" tras ver la película. Para Elejalde, la gente "necesita quitarse la crispación de encima"; y además "nos reímos de temas nuestros, lo que nos legitima a reírnos de los demás".

En cierto sentido, 8 apellidos vascos --una historia llena de tópicos sobre la historia de amor de un señorito andaluz y una joven vasca--, lo que hace es "poner al público en el papel protagonista", señala Elejalde. Por su parte, Rovira considera que "el espectador nos está dando una lección brutal de que quiere reírse y no autoflagelarse". Y es que "el público sale con muy buen rollo porque reírse libera endorfinas y eso hace sentirse bien".

Los primeros días, el público se volcó tanto en el País Vasco como en Andalucía, y solo Gara criticó que la actriz no fuera vasca y que se casara de blanco pero "hubo otra prensa que le contestó a eso".

EL DEBUT SOÑADO

8 apellidos vascos supone el debut de Rovira en el cine. "No era un principiante", reconoció Martínez Lázaro, "y se adaptó muy bien porque cambia del vasco al andaluz y hace que el público no se dé ni cuenta". El actor asegura que "lo disfruté al máximo porque fui un inconsciente. Yo solo me limité a jugar y a observar. La verdad es que fue un trabajo fácil y Martínez Lázaro me tuvo entre algodones". Karra Elejalde le invitó a disfrutar de lo conseguido --algo que él logró con Airbag y ha vuelto a repetir 24 años después-- "y quizá ya no lo consiga más". Por eso, Rovira, entre risas dijo, "voy a disfrutarlo y me convertiré en James Dean pero sin morirme".

Y es que no existe una "fórmula" para hacer una película taquillera. "No todos los platos se cocinan con la misma salsa", dijo gráficamente Elejalde. Ni siquiera lo que se ha llamado El efecto Rovira: "Qué contento se sentirá Carod cuando lo oiga", dijo, con sorna, el actor.