Pese a algún desliz (¿ponerse tacones para lanzar una arenga feminista?), condujo la gala con aplomo y estuvo brillante en el monólogo inicial.

Hartón de llorar el que se pegó el director, incapaz de reprimir las lágrimas cada vez que alguien de su equipo tenía que subir a recoger un premio. .

Mejor protagonista y mejor secundaria. Y porque darle el de actriz revelación tras 35 años de carrera habría sido un exceso. Normal que gritara: «¡Más películas!».