Cuando hace unos años interpretó al revolucionario Enjolras, quedó impregnado de la obra. Ahora, Daniel Diges se enfrenta al papel de su vida: protagonizar Los miserables, mítico espectáculo que desde mañana se representa en el Palacio de Congresos.

--Vuelve a Los miserables

--Con mucho ensayo... La verdad es que vengo preparado, es el octavo musical en el que participo. Pero tengo mucha ilusión porque interpretar a un personaje así, es un caramelo, un bombón. Como actor, siempre estás pensando en dar vida a un personaje como Jean Valjean. Estamos hablando de alguien que empieza siendo un exconvicto, que incluso puede llegar a ser considerado como mala gente. Y de ahí, pasa a ser una persona bondadosa, con muchísima humildad, un personaje que va creciendo con la edad. Tiene una evolución emotiva, física y en todos los sentidos. Está considerado como uno de los personajes más difíciles de interpretar del mundo. Me he tirado el verano dedicándome, casi en exclusiva, a trabajar este papel. Ha sido muy bonito.

--¿Qué supone encabezar una obra reconocida mundialmente?

--Sobre todo, orgullo. Yo no estoy en Los miserables por haber cantado en Eurovisión. Si yo estoy es porque el señor Cameron Mackintosh, que es el gran jefe, (el productor del espectáculo) me ha elegido. Vengo por Londres, cosa que me produce un gran orgullo, dado que a ellos les da igual que seas famoso o no. Quieren alguien que les valga para el personaje. Por eso me siento orgulloso, porque sé que no me han cogido por vender más entradas. Además, el elenco que encabeza un musical es buenísimo. Cada actor se elige como si fuera el protagonista.

--Además, un musical le permite aunar sus dos facetas profesionales: la de cantante y actor.

--Claro, es algo único. Cantar a mi me gusta muchísimo, creo que me cuesta menos que actuar. Esto sorprende un poco porque yo empecé siendo actor. Me está resultando complejo responder porque me gustan mucho las dos cosas. Más en concreto, en el personaje de Jean Valjean, creo que estoy igualado porque he ensayado profundamente. En otros musicales, sí que es verdad que me ha costado un poco más la parte interpretativa que la musical.

--Recientemente ha publicado su tercer disco, Quiero

--La verdad es que la gente que lo oye le gusta mucho. El problema es que no ha entrado en radio. Y en este país...

--Si no suenas en radio... ¿no eres nadie?

--Exacto (ríe). Si no entras, el disco se queda un poco en el aire, sinceramente. Cuesta mucho mover un disco que no se escucha en la radio. Pero bueno... soy consciente de que la gente que lo ha comprado está encantada. Probablemente sea el que más personalidad mía tiene. Por eso se llama Quiero, porque era lo que yo quería hacer. Estoy muy contento, y aún lo estaría más si hubiera sonado en radio (ríe).

--Compagina Los Miserables con la participación en Los MiserablesTu cara me suena mini

--Pfff... cuesta, cuesta. Cuando me dejan días libres en Los miserables me voy a grabar el programa. Pero está casi todo grabado, solo queda una gala. Lo más complicado ha sido compaginar los ensayos tan duros que he tenido, yéndome a Londres, a Barcelona...

--En 2010, cuando representó a España en Eurovisión, quedó en decimoquinto lugar. ¿Lo volvería a intentar?

--Sí, ¿por qué no? Pero ahora mismo, no puedo. Eso sí, lo haría con una canción que me encantase, que fuera con algo especial y original. Una ópera rock, por ejemplo. Un estilo con el que la gente se sorprendiera.