Olvidado entre los olvidados. El mito de la revolución venciendo a los militares en las calles de Barcelona bajo las banderas anarquistas eclipsó a los responsables de derrotar el golpe el 19 de julio en Barcelona, las fuerzas de seguridad fieles a la República bajo el mando de la Generalitat. Pero de ellos, Frederic Escofet, comisario de orden público que planifica el contragolpe, y el coronel de la Guardia Civil Antonio Escobar, que redujo a los sublevados en la universidad y la plaza de Cataluña, aún han recibido algún reconocimiento. No es el caso de José Aranguren, el general al mando de la Benemérita en Cataluña en julio de 1936, a quien el escritor Lorenzo Silva le ha dedicado su último libro, Recordaré tu nombre (Destino). A Aranguen lo fusilan el 21 de abril de 1939, sentado sobre una silla porque, lisiado tras un accidente, no se tenía en pie. «A Aranguren, que lo fusilen aunque sea atado a la camilla», dicen que dijo Franco cuando se le pidió el indulto.

«La historia de Aranguren tiene una significación especial, y me sorprendía que no se hubiese contado. Es un africanista, un tipo que ha estado en Marruecos, que se ha comido la guerra más salvaje, que se queda allí cuando Franco se vuelve a la Corte a vivir bien, que está bajo el mando de Sanjurjo, que ha perdido a un hijo allí y a otros dos en el bando nacional, que en África ha conocido a Goded, al hombre con el que se enfrentará a Barcelona», enumera Silva, que en su libro recorre toda la vida del personaje.

«Me duele además que sea una persona a la que no ha reivindicado la Guardia Civil, porque es un guardia civil ejemplar, que encarna los valores del cuerpo como muy pocos, y durante 42 años; es un servidor de la República desde el primer minuto, desde el 14 de abril, cuando Mola le dice que le dice que se ha de sabotear la proclamación de República y él la protege, y tampoco la izquierda lo reivindica; es un defensor de Barcelona, que resulta clave, y lo tienen perfectamente olvidado…», lamenta el escritor, que no tiene ninguna duda de hasta qué punto la intervención de las fuerzas a su mando al mediodía, cuando los combates estaban en punto muerto, fue definitiva.

UNA NOVELA / Recordaré tu nombre es, dice Silva, un relato de ficción en que todo lo que cuenta ha sucedido. Un híbrido en el que aparecen la reconstrucción del pasado, la memoria familiar del autor y el mismo proceso de investigación y documentación, en contacto con legajos, expedientes y hojas de servicio y con los recuerdos de la familia Aranguren. ¿Por qué? «Quiero ser honesto. No soy historiador. A mí me interesa lo que le interesa al historiador, ser lo más fidedigno posible y no fabular, pero me interesa más que a ellos la narración, y que la narración tenga la intensidad, la continuidad y la fluidez de la narración literaria», dice Silva.

«No me acerco a esta historia asépticamente, me acerco a esta historia porque me toca personalmente. Porque soy español y porque de mis dos abuelos, uno estuvo con Aranguren en determinado momento y el otro con Goded en África», explica con énfasis el escritor. Silva ha llegado a identificar a su abuelo Manuel, un policía vocacional represaliado en la posguerra, con Aranguren. «Era un hombre de orden que creía en la ley y no hizo otra cosa en su vida. A él no lo fusilaron pero le arruinaron la vida, lo fusilaron simbólicamente», concluye Silva.