En los últimos años ha bastado mirar muchas nominaciones y premios de los Independent Spirit Awards y los Oscar para darse cuenta de que están cada vez más diluidas las fronteras que durante tiempo separaron dos mundos aparte -la fiesta grande y formal del cine de los grandes estudios y la más distendida del realizado fuera de ellos--. Una vez más, la tendencia se constata. El sábado, en la playa de Santa Mónica, los 6.200 miembros de la comunidad de cine independiente que votan entre trabajos realizados con menos de 20 millones de dólares coronaron como mejor película Déjame salir.

«Está claro que estamos en el principio de un renacimiento. Historias de outsiders, que cineastas independientes llevan años contando, están siendo honradas, reconocidas, celebradas», decía, estatuilla en mano, Jordan Peele, el director, también premiado en esa categoría. En su caso, asegura, empezó «sin pretender hacer una declaración» sino una película de su género favorito: el horror psicológico. Pero en algún momento descubrió «la verdad». Y acabó firmando un trabajo que mete con terror y sátira el dedo en la llaga del racismo, un éxito de crítica y público rodado en 23 días con 4,5 millones de dólares que ha acabado recaudando más de 250 en todo el mundo.

Es cierto que los premios Independent también dan cabida a trabajos que no llegan a la alfombra roja del Dolby Theater. Son películas como La vida y nada más, aplaudido segundo largometraje del español Antonio Méndez Esparza, que se impuso entre otras a Most beautiful island, de Ana Asensio, y se llevó el galardón John Cassavetes que reconoce trabajos realizados con menos de medio millón de dólares. O trabajos como Ingrid goes west, mejor opera prima.

SIGUE LA CONFLUENCIA / El repaso a la lista de galardonados este sábado, no obstante, da idea de la confluencia creciente de unos premios donde las mejores películas reconocidas los últimos cuatro años (Moonlight, Spotlight, Birdman y 12 años de esclavitud) repitieron al día siguiente en los Oscar. Greta Gerwig se llevó el premio al mejor guion por Lady Bird y los también nominados por la Academia de Hollywood Emily Gordon y Kumail Nanjiani lograron el de mejor primer guion por La gran enfermedad del amor.

En categorías de intepretación, Frances McDormand sumó la enésima estatuilla por Tres anuncios en las afueras. También se llevó el premio su compañero de reparto, Sam Rockwell, y Allison Janney, como a lo largo de la temporada, repitió reconocimiento como mejor actriz secundaria en Yo, Tonya (premiada también por el montaje). En categoría de actor protagonista ganó el joven Timothée Chalamet por Call me by your name.

Salma Hayek, que aprovechó su turno de presentadora en película internacional para recordar a Donald Trump que «no hay países de mierda», vibró al dar el Independent Spirit al chileno Sebastián Lelio por Una mujer fantástica. En su discurso, Lelio dio las gracias a Daniela Vega, la protagonista de su cinta, y deseó a los presentes que encuentren la inspiración «para seguir haciendo películas audaces». Y subieron también al escenario Agnès Varda y JR por el documental Rostros y lugares.