Una desmesura, un despropósito o una medida desproporcionada. Tres de las principales compañías de títeres aragonesas coinciden en el diagnóstico. La encarcelación de los dos miembros de la compañía granadina Títeres desde abajo tras su representación en Madrid es "desmedida", aunque también están de acuerdo todos en que "hubo un problema grave de programación".

"El títere es, de por sí, transgresor pero está claro que no era el sitio adecuado para un espectáculo así y el programador debe asumir su error", expresa Paco Paricio, alma mater de los Titiriteros de Binéfar, que prosigue: "Su obligación es saber qué es lo que programa y un error de este calibre no puede no tener consecuencias". Dicho de otra manera, "este espectáculo programado en un teatro a otra hora y destinado a público adulto, no hubiera provocado ningún problema". En cualquier caso, Paricio tiene claro que "los títeres han sido usados por todas las ideologías a lo largo de la historia, religión... y no ha pasado nada".

"Que todo esto esto haya llegado a los ámbitos que ha llegado es una desmesura absoluta", asegura Esteban Villarrocha, que explica que a Arbolé, su compañía, con 36 años de vida y admiradora de los ingleses Punch and Judy, le "duele todo esto" aunque es claro: "Hay que ser muy prudente en todos los ámbitos públicos y yo la reivindico... Me encantaría que toda esta campaña que están haciendo de asociar los títeres a un acto terrorista se dedicara a explicar todo lo bueno que tiene el títere como elemento educativo porque es algo que nos inquieta. Tenemos una campaña para más de 14.000 escolares y estamos preocupados por lo que puedan pensar los profesores antes de venir...".

Villarrocha tiene claro que programar ese espectáculo en una plaza pública a las 17 horas "es una equivocación muy grave que tiene que asumir el que lo ha organizado". Él, como programador del teatro sabe de lo que habla y reflexiona que "siempre hay que ser muy cuidadoso. El programador debe ver las obras y el contenido que ofrecen porque, siguiendo la línea de lo que ha dicho Leo Bassi estos días, ubiquemos las cosas bien y provoquemos donde se puede provocar como hace, por ejemplo, el títere tradicional inglés Punch and Judy. Aunque viniendo de dónde viene ya sé cómo se programa allí, al tún tún", asevera Villarrocha antes de ir más allá: "Que suelten a los chavales detenidos y que reflexionen sobre el oficio".

Para Alicia Juárez y Fernando Martínez, de Títeres sin cabeza, "es un error porque ese espectáculo no debería estar ahí, pero la compañía también tiene una responsabilidad con el público y, por mucho contrato que tenga, debería haber visto que estaba lleno de niños y no haber hecho el espectáculo". En ese punto, Paricio también cree que quizá "la compañía aceptó algo que no debería como consecuencia de no tener un sueldo fijo y toda la problemática actual". Villarrocha, por su parte, indica que "hay que tener habilidad y oficio. A nosotros en Portugal nos programaron como infantil una obra que no lo era y la adaptamos para hacerla adecuada".

"Es un error muy común pensar que todos los títeres son para un público infantil. A veces, los programadores no prestan mucha atención cuando es un espectáculo para niños", concluye Juárez.