Para Víctor Mira, según declaraba en una entrevista cuando aún vivía, después de él, «no ha habido nada» y quizá por eso no dudaba en señalar que Francisco Goya «es el hombre al que más quiero y admiro». Algo que no extraña si se observa la obra de Mira en relación a los Disparates de Goya o la pintura Duelo a garrotazos: «Ambos son provocadores, transgresores y bucean en el alma humana y en su extrema capacidad para la violencia, los vicios y los errores». Así lo aseguró Lola Durán, comisaria de la exposición Víctor Mira. En torno a Goya, el quinto perro y los disparates, que ayer se inauguró en el Museo Goya de Zaragoza, en un acto al que también asistieron el director de la Obra Social de Ibercaja, Juan Carlos Sánchez; la coordinadora de la muestra, Magdalena Lasala; y Pepe Navarro, director del legado de Víctor Mira.

Una muestra que incluye 36 obras de Víctor Mira creadas por el artista en los años 80 y 90 que incluye lienzos, dibujos y cerámicas, la mayor parte de ellos nunca expuestos hasta ahora. El cuadro con el que se abre la exposición, Amarrados a un pedazo de cielo, que es el más grande de la misma, sitúa al espectador claramente en el Duelo a garrotazos del de Fuendetodos e incluso, sostuvo Durán, «a los caprichos XXIII y XXIV con esos personajes atados por el cuello y la soga con clara referencia a los símbolos religiosos».

AUTORRETRATO Y CALAVERAS / Es solo uno de los puntos en común que muestra la obra de Mira y la de Goya. Huella que se puede ver en la obra Goya en su tumba en la que Mira utiliza el autorretrato de Goya en el que sustituye la cara del de Fuendetodos por una calavera o en las diferentes crucifixiones que desvela la exposición: «Aquí, parte de una iconografía cristiana y toma la cruz como escalera al cielo pero como contraposición a los dos mundos, el terrenal y el divino y a la lucha que se da entre ellos», explicó la propia Durán, que quiso detenerse también en los Comedores de patatas, «un homenaje a Goya y Van Gogh en el que se ve dolor y grito, esos seres esclavizados únicamente comiendo patatas aunque Víctor Mira les levanta la cabeza para darles dignidad». La exposición se completa con una serie de cerámicas que el autor, fallecido en el 2003, la utiliza «como una vuelta a lo materno, lo femenino, a la relación con su madre, a los orígenes y lo eterno».

A Mira «le fascinaba el cielo de Zaragoza» y, por eso, las paredes de las dos salas que contienen la exposición son de ese color, uno más oscuro y otro un poco más claro «que representa el que se puede ver en la ciudad».

Para Magdalena Lasala, «esta reunión pone frente a frente a dos potencias creadoras cuya actitud nos adentra en sus obsesiones porque son testigos de sus respectivos mundos que no pueden cambiar. Y es que Mira es el creador más enigmático y profundo que ha dado Aragón».

En torno a Goya, el quinto perro y los disparates es la última exposición de un proyecto en el que se ha estudiado la influencia de Goya grabador en grandes artistas del mundo contemporáneo (Dalí, Picasso, Jacke & Dinos Chapman y Víctor Mira, único aragonés en este ciclo).

La exposición, que estará abierta hasta el 16 de septiembre, se completa con un programa de visitas guiadas (lunes a sábado, 10 y 17 horas y domingos, 10 horas) y el taller El perro de Goya que encontró Víctor Mira, los sábados a las 12 y a las 18 horas y los domingos a las 12 horas.