Dalí fue un maestro del surrealismo, un artista controvertido; y esa popularidad enmascara en algunas ocasiones la profundidad de su arte. Esto no sucede en la exposición Salvador Dalí. Imágenes de historias, que puede verse en el Palacio de Sástago hasta el 11 de enero; y que incluye un total de 72 estampas y grabados realizados por el artista, que muestran faceta más desconocida e imprescindible para comprender su método de trabajo.

Comisariada por Jesús María González de Zárate y Gloria Patón, las obras de esta exposición forman parte de los Ciclos literarios de Dalí de la Fundación Museo de Artes del Grabado y la Estampa Digital. El artista catalán comenzó desde muy joven a ilustrar textos literarios como La Divina comedia, El arte de amar, La vida es sueño, el Apocalipsis, etc; y en el Palacio de Sástago se pueden ver tres series de estampas --realizadas entre los años 1946 y 1974-- que "nos remiten a tres maestros de la literatura: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; Los sueños caprichosos de Pantagruel, de Rebelais; y Las fábulas, de La Fontaine

Estas series muestran a un Dalí "provocador" pero también "moralista", señaló Patón; ya que copia las obras --de imágenes e ilustraciones antiguas-- pero también las "interpreta", llevando a cabo una "crítica de la sociedad, pero sobre todo de la condición humana. Por su parte, González de Zárate destacó que una de las frases de Dalí fue: "Los que no quieren imitar no producen nada", ya que esas imágenes que él estampa son importantes también "por su origen".

TRES SERIES Los sueños de Pantagruel la forman 25 litografías en las que Dalí recrea las ilustraciones de Desprez de 1565. Reflejan la fantasía, la sátira, lo absurdo y lo grotesco de la condición humana en la Francia del siglo XVI, donde el pontífice Julio II aparece como un incontinente sexual; Francisco I peca de lujuria y el general de Enrique II de lascivo, entre otros. Las fábulas... son doce estampas en punta seca y aguafuerte, en las que Dalí se inspira en las obras de Grandville (1855). Muestran un mundo irreal que pretende moralizar sobre el comportamiento humano a través de una exótica fauna como caballos con patas de jirafa.

El Quijote está formado por 35 estampas, en las que Dalí dibuja un héroe dinámico, ya que es un personaje con el que establece una relación muy particular, ya que se identifican ambos por situarse en el extremo de la locura, la fascinación por los sueños y el apasionamiento de amor por una dama.