Imaginen un futuro en el que los Estados desaparecen. El sistema está en manos del dinero, las calles se dedican a políticos de nuestra era y los chavales canturrean las canciones que hoy triunfan. Este reto se planteó Juan Soto Ivars (33 años) en plena crisis económica y de él nace el libro que ayer presentó en la Fnac de Zaragoza: Crímenes del futuro (Candaya). Esta nueva novela del autor murciano, que ha tardado ocho años en escribir, surge tras el éxito del ensayo Arden las redes y de multitud de columnas y artículos por los que se le dedican numerosos halagos e insultos. Crímenes del futuro es una novela distópica que interesará «a todos aquellos que se preocupen por el mundo en el que sus hijos van a vivir», dice Soto Ivars. «No podía escribir todas mis preocupaciones en los periódicos, tenía que ponerme a escribir una novela». El título hace referencia a una cita del escritor noruego Knut Hamsum.

<b>-Novelista, ensayista, columnista… ¿En qué faceta se siente más cómodo? </b>

-En ninguna en especial, porque para escribir novelas no sirve de nada mi faceta de columnista. Por eso estoy muy contento de haber podido acabar este libro, porque me ha demostrado que sigo siendo novelista.

<b>-Comenzó su carrera de escritor cuando leyó </b>Hambre<b>, de Hamsun. ¿Qué queda de aquella lectura en su literatura actual?</b>

-Temáticamente, en esta novela hay cosas de otro libro de Hamsun que se llama La bendición de la tierra. De este escritor lo que me capturó es el estilo, y cuando leí Hambre me quedé con un par de metáforas que cuando las vi dije, joder, tengo que hacerme escritor.

<b>-En sus artículos se le entiende como un ser racional que trata de huir del romanticismo de las revoluciones pero, ¿cuán verosímil es su novela?</b>

-El tiempo lo dirá. Espero que poco. Respecto al idealismo, en la novela hay una cosa que es muy mía y que es la desconfianza hacia los movimientos utópicos. En el libro hay una revolución que no sale según lo planeado, como suele pasar con las revoluciones. Eso me preocupa.

<b>-Desde el futuro, usted mira al pasado, que es la actualidad, con lo que parece ser nostalgia. </b>

-Creo que nos estamos dando cuenta de que antes vivíamos mejor. Vamos a tener nostalgia de cosas que nunca hubiéramos creído que íbamos a añorar.

<b>-¿Y esto es bueno o malo? Porque la etapa que echan de menos sus personajes es la misma que provoca el desastre posterior. </b>

-Depende. La vida es un proceso de erosión muy fuerte y la juventud es una conexión con la vitalidad muy cegadora. Tenemos las dos cosas. Por esto los personajes salen así retratados. Todas las generaciones sienten nostalgia de algo y tienen un proyecto de futuro rompedor, y hay un momento en el que la nostalgia se hace más fuerte que el proyecto, y casualmente es cuando le queda poco futuro a esa generación.

-¿Contra quiénes luchan los protagonistas de ‘Crímenes del futuro’?

-El problema es que el malo no existe. Nunca llegas a saber contra qué luchan los revolucionarios; no hay un rey al que decapitar. Y ahora estamos igual. Ya podemos empezar a capturar a los criminales del futuro porque por ahora van ganando.

-¿Le costó imaginarse el mundo distópico en el que sitúa su libro?

-El futuro se conoce leyendo historia. Cuando fui a Roma y vi las ruinas, me pregunté en qué momento dejaron que todo aquello acabara destruido. El futuro se intuye leyendo las ruinas del pasado.

<b>-En las redes le han llamado machista muchas veces, pero casi todos los personajes en sus novelas son femeninos. ¿Se siente cómodo metiéndose en la piel de las mujeres? </b>

-A mí, antes de que me llamaran machista siempre me habían dicho es que era muy femenino, y ese comentario siempre me pareció muy elogioso. Casualmente en mis novelas las mujeres siempre han tenido un papel fundamental, y esto es por mi abuela, que fue la primera persona que hizo que me preguntara cómo es posible que alguien tan inteligente, brillante e inconformista haya acabado convertida en una abuela pobre. Y de aquí vienen muchos de mis personajes. A mí no me cuesta entender ni a hombres ni a mujeres.

<b>-¿Qué puede conocerse de Soto Ivars leyendo este libro?</b>

-Yo he tenido mucha suerte, no sé dónde voy a acabar, solo espero no volverme muy gilipollas. Lo que sí aparece en el libro es mi preocupación por el paso del tiempo y por lo que le estamos haciendo a los niños del futuro. Los crímenes del futuro son los que estamos cometiendo ahora cada vez que votamos o que no protestamos.

<b>-Usted, que ha acuñado el término postcensura, ¿ha tenido miedo a la hora de publicar este libro por su contenido? </b>

-No, para nada, Lo bonito de la literatura es que como la lee poca gente comparado con los periódicos te sientes súper libre y no tienes ningún cuidado.

<b>-¿Cuál sería el mundo ideal de Juan Soto Ivars? </b>

-Aquel en el que no haya que explicarles a los ricos que no todo el mundo con hijos puede permitirse pagar una nanny. Si no hiciera falta dar esta explicación, todo lo demás vendría rodado.