El gesto y la ironía es una selección de cincuenta obras pertenecientes a la colección De Pictura, de los principales autores de la segunda mitad del siglo pasado, de Saura a Viola pasando por Tàpies, Aguayo, Lagunas, Millares, Canogar, Gordillo o los Equipos Realidad y Crónica, que puede verse hasta el 29 de enero en el Paraninfo. Pero además, da un paso más, porque Valeriano Bozal, el comisario, quiso, a la hora de decidir qué obras se iban a presentar, "buscar un discurso coherente y dentro de los límites del espacio o cronológico"; y además que no se hubiera realizado hasta ahora.

Bozal reconoce que enseguida vio un "punto de vista obvio que se imponía" porque había un grupo de obras de los años 50 y 60 que luego seguían en décadas posteriores cuyo protagonista era "el gesto pictórico" mientras que otros "miraban la realidad con cierta distancia, con sorna e ironía", situándose más cercano al "pop inglés que al americano", aseguró. Pero la diferencia entre ambos no era solo el lenguaje, porque los primeros "también usaban la pintura para decir algo", como se ve en las obras de Tàpies y Canogar.

En aquella época, explicó Bozal, "cuando salías a la calle todo era contenido, no había libertad gestual sino una sociedad intervenida". Ante esto, autores como Saura (con sus Damas), Millares, Tàpies, Viola (La saeta --se ve por primera vez en Zaragoza-- o Don Quijote), Hernández, Mompó, Canogar o Rivera, mostraban su libertad "haciendo lo que querían en el lienzo, alejándose de la vida cotidiana".

"EL POP INGLÉS" Hubo otros que "dieron un paso más, que dijeron vamos a mirar un mundo concreto, ese mundo intervenido pero lo vamos a mirar con distancia y lo vamos a pintar", separándose de los primeros. Eduardo Arroyo (con Mi querido general, en el que se percibe claramente a Franco), el Equipo Crónica, Luis Gordillo, Juan Genovés o el Equipo Realidad (representado en su último cuadro, Recepción oficial, donde aparece una silueta en la que se percibe al rey Juan Carlos). Todos ellos presentan un mundo "diferente a la realidad y también diferente a ellos mismos", ya que presentan un mundo deformada. Pero tras esa ironía también existe el "dramatismo" como cuando Saura pinta los autorretratos, que dicen "yo soy un monstruo".

Antes de pasar a las dos tendencias, la exposición se abre con unas obras que suponen las primeras abstracciones, representadas por el grupo Dau al set de Barcelona o Pórtico en Zaragoza.

De Pictura es fruto del trabajo de dos zaragozanos, Mariano Yera y Javier Lacruz, este último director artístico y "alma mater", tal y como se definió. Él, que también "vivió aquella época de vacío cultural" que fue la dictadura, intentó "fantasear con hacer una colección de grandes ausencias en los Museos" para así luego construir su identidad. Por eso, "no me siento coleccionista sino que vivo con mi familia, que son los libros". Tanto él como Yera no pretenden tener "obras por el nombre o 1.000 cuadros, sino tener una firma de cada autor y además cuadros temáticos".