El Goya al mejor maquillaje y peluquería será este año para un hombre. Las cuatro películas que compiten en esa categoría -un terreno que habitualmente se considera un coto femenino- tienen al menos a un varón en el equipo: Paco Rodríguez (Abracadabra), Gorka Aguirre (Handia), Sergio Pérez y Pedro de Diego (Oro) y Jesús Gil y Óscar del Monte (Pieles). ¿Significa esto que las cosas están cambiando y que existe mayor paridad en la industria? No. Al menos, no tanto.

Gorka Aguirre (Handia) y Óscar del Monte (Pieles) aspiran al premio al mejor maquillaje, pero su especialidad no es el found de teint, ni el rímel ni la sombra de ojos ni el secador de pelo. Su terreno son los efectos de maquillaje. Hasta hace unos años, la Academia de Cine los englobaba en la categoría de efectos especiales. Ahora están en la de maquillaje y peluquería.

Handia y Pieles son, a priori, las películas favoritas para conquistar el galardón. Solo la prótesis de Macarena Gómez en el debut de Eduardo Casanova (la actriz estaba completamente ciega) costaba una hora y media de poner. Mientras, el gigante protagonista de Handia llevaba unas prótesis para separar los dientes, otras para ensanchar la mandíbula, unos separadores de orejas y unas manos de silicona más allá de las suyas.

El vasco Gorka Aguirre -que aspira por primera vez al Goya- y el madrileño Óscar del Monte -que ya fue nominado por No habrá paz para los malvados- compiten por el premio más importante del cine español. Son rivales y también amigos (trabajaron juntos hace un tiempo en el mismo estudio). Los dos empezaron a amar su profesión a raíz del cine de terror.

«Yo trabajaba en una pastelería y siempre estaba sacando sirope de fresa para luego hacer maquillaje de sangre en casa», explica Aguirre, que en su pueblo era conocido como el pastelero. Empezó a trabajar de la mano del cineasta y vecino Koldo Serra y actualmente tiene junto a su socia un estudio de efectos de maquillaje en Getxo (Bilbao) donde crean de todo: desde un brazo con síntomas de peste bubónica a un ciervo prácticamente real. Aguirre ya colaboró en la anterior película de los directores de Handia, Loreak, donde modeló el cadáver del protagonista. También construyó cuerpos sin vida en Lasa y Zabala (Pablo Malo, 2014) y en Gernika (Koldo Serra, 2016). «Son escenas que el espectador ve durante cuestión de segundos, pero nuestro trabajo tiene que ser perfecto y realista.

El trabajo fue complicado en Handia, donde los directores Jon Garaño y Aitor Arregi no querían un hombre elefante, sino un ser atormentado, un gigante vasco real del siglo XIX que se pasea por media Europa cual feriante mostrando su descomunal cuerpo (2,42 metros). Mano a mano con su socia, Aguirre trabajó para dar aspecto de gigantismo a Eneko Sagardoy.

Óscar del Monte también insiste en que los personajes de Pieles -una chica con un ano en la boca, un joven con la cara abrasada, una prostituta sin ojos- tenían que ser creíbles y verosímiles. Son personas con taras físicas, pero no podían quedar ridículos. Dueño de un estudio en Madrid y profesor de una escuela de imagen y sonido donde imparte clases de creación de prótesis, Del Monte trabajó codo con codo con Casanova para dar vida a los personajes del guion. «Ha sido un proceso muy largo y muy artesanal. Las prótesis no son reutilizables y cada día de rodaje teníamos que poner una nueva a los actores. En el caso de Jon Kortajarena debíamos inyectarle el cabello pelo a pelo».

Al igual que Aguirre, Del Monte empezó a amar su profesión gracias al cine de terror. Freddy Krueger y el Michael Jackson de Thriller le inocularon el veneno de los efectos de maquillaje, una disciplina que ya está muy profesionalizada en España, pero que sigue a años luz de otros países.