Todo es lounge / Todo es lounge / Menos mi vida / Mi vida es más bien Lynch», cantaba el dúo barcelonés Astrud, bajo el alias Stardu, hace ahora 20 años. Como recuerda el crítico Dennis Lim al principio de su ensayo David Lynch. El hombre de otro lugar (Alpha Decay), Lynch forma parte del «pequeñísimo grupo de artistas que se han convertido en adjetivos corrientes por la fuerza y el carácter singular de su obra».

¿Cómo es una vida Lynch? O, de otro modo, ¿qué significa lynchiano? Es algo fácil de reconocer y difícil de definir. Según el escritor David Foster Wallace, es uno de esos conceptos que «solo se pueden definir de forma ostensible, es decir, lo conocemos cuando lo vemos». La explicación más rápida sería «raro». Una más larga incluiría conceptos como angustia corporal, terror doméstico, miedo y deseo, belleza y muerte...

PROFUNDIDAD SIN JERGA / La dificultad para explicar a Lynch, unida a la reticencia del propio autor a explicarse, ha dado pie a una gran industria de estudios sobre el cineasta, artista y músico detrás de monumentos como Terciopelo azul o Twin Peaks. Algunos de estos escritos pecan de superficiales, otros de demasiado opacos y/o parciales. Lim buscaba un punto medio ideal, y explica: «La idea era pensar en profundidad y con rigor sobre su obra sin quedarse atascado en la jerga, y era importante tratar de sugerir ideas en lugar de querer ser definitivo; pensar sobre los temas recurrentes y obsesiones en los diversos contextos en que existe su obra sin insistir en una sola llave maestra que lo explicara todo».

Más o menos cada capítulo es un análisis, profundo pero ameno, de una obra importante de Lynch: Cabeza borradora, el salto de escala de El hombre elefante y Dune, la primera Twin Peaks, Corazón salvaje, Fuego camina conmigo, la reivindicable Carretera perdida, Mulholland Drive y su por ahora última película, Inland Empire.

Para preparar una entrevista a Lynch para The New York Times, Lim vio Inland Empire solo en la sala de proyección de Lynch en Hollywood Hills, en lo que fue la casa de Carretera perdida. Fue la experiencia más terrorífica de su vida como espectador.

Pero la entrevista en sí fue deliciosa: «Lynch es conocido por ser poco comunicativo cuando habla de su obra, y habla de una manera que se resiste a la interpretación, pero eso en sí mismo es interesante, y yo siempre lo he encontrado un tipo divertido, consciente de sí mismo. Respeto su idea de que las palabras cierran el significado». La respeta y la comparte: lo mejor que puede decirse del libro de Lim es que sirve para entender mejor la obra de Lynch, pero no trata de limitar su sentido preciso. Lim escribe menos como biógrafo que como crítico, sin prestar una atención desorbitada a su vida privada. Solo le interesan aspectos que conecten con su filmografía de forma relevante. Así, algunas partes se solapan con lo contado por Lynch en un fascinante retrato íntimo que acaba de llegar a las carteleras, David Lynch: The art life, un documental sobre los años formativos del artista, con una veintena de entrevistas.

EN CASA DEL GENIO// Jon Nguyen y Jason S., productores del documental Lynch del 2007, sobre el rodaje de Inland Empire, se unieron a Sabrina S. Sutherland, productora de Twin Peaks, para lograr el proyecto de un autorretrato lynchiano. «Al principio -explica Nguyen-- íbamos a incluir entrevistas con otras personas. Pero al ver que teníamos historias contadas por el propio Lynch de cuando era pequeño, o hablando sobre sus padres y su madre, nos preguntamos si no sería más interesante reducir el espectro».

¿Cómo se logra que alguien tan privado se abra hasta acabar hablando sobre sus amigos de infancia, su mala conducta de adolescente o un padre primero amoroso que a posteriori trató de presionarle para que dejara el cine? «No lo sé», dice Nguyen, «supongo que partíamos con ventaja porque nos conocía del documental del 2007. Y después es una cuestión de paciencia. Escuchar y esperar a que surja algo».

Lynch no solo cedió recuerdos verbales, sino también fotos de familia y pelís caseras. El material vintage se completa con fotos actuales de Lynch en su hábitat creativo, pintando sin parar. «No hizo otra cosa que pintar. Fue imposible capturarlo en otro acto. Pero es que realmente vive para ello. Es un poco injusto cuando se le acusa de haber dejado el cine para pintar, cuando en realidad fue al revés; él es un pintor que se pasó luego al cine».

En algún momento vemos a Lynch escribir. Según Nguyen, los guiones del revival de Twin Peaks, llegan a nuestra pequeña pantalla; 22 de mayo, Movistar Series Xtra, para ser precisos. ¿Miedo? ¿Quién dijo miedo? Tanto Nguyen como Lim están excitados con la idea. El primero está contento por haber leído que será «como una película de Lynch de 18 horas». Según el segundo, algo así es «un escenario soñado para Lynch; habla de sus filmes como mundos que quiere habitar, y tengo muchas ganas de ver qué hace con un lienzo de este tamaño».