NACIDO EN HUESCA, 1946. PROFESOR DE SOCIOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. LIBROS ´ESTADO DE FIESTA´, ´LA MUJER CUARTEADA´, ´EL MIEDO ES EL MENSAJE´

Sociólogo, ensayista y articulista, Enrique Gil Calvo es un pensador tan certero como galardonado (el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, recibido por La ideología española, es uno de sus últimos logros). Hoy pronuncia en el festival oscense Periferias (Diputación Provincial, 20.00 horas) la conferencia Estado de fiesta, título, también, de uno de sus libros más celebrados, publicado en 1991.

-- En Estado de fiesta apuntó que la especie humana es la única que sabe hacer fiestas, y que eso marca nuestra nuestra diferencia específica. Es una observación realmente original...

-- La fiesta es algo más que la gratificación colectiva. No sólo es hedonismo; es la celebración de los otros colectivos y de la primacía de lo público sobre lo privado. Es la exaltación del nosotros colectivo sobre las individualidades que lo componen.

-- Usted sostiene y demuestra que no hay contradicción entre la ética del trabajo y la ética del poder festivo, pero algunas voces intentan convencernos, cada vez con más intensidad, de lo contrario.

--Hay diversos autores y teorías que necesitan enfrentar trabajo y ocio. La explicación es que es un argumento de márketing para vender objetos, servicios y conductas que prometen una exaltación de la vitalidad opuesta al trabajo. Es un anzuelo para inducir al consumo.

-- ¿La fiesta va unida al concepto de transgresión?

-- La fiesta sacraliza la colectividad, para lo cual sacraliza el espacio público. Pero para eso hay que sacrificar o cometer sacrilegio. Lo que se pretende expresar es que hay que sacrificar lo privado para que triunfe lo público. Las fiestas son transgresión porque desprestigian a una serie de instituciones para sacralizar el orden colectivo.

-- ¿Las nuevas tecnologías y la globalización han aportado nuevos elementos a la construcción de la fiesta?

-- De una forma contradictoria. En estos tiempos de globalización liberal lo público está en decadencia frente a las privatizaciones. La fiesta se está privatizando, y responde a intereses comerciales. Decaen las fiestas que enaltecían el sentido comunitario; cae lo público y triunfa lo que permite recluirte en la privacidad. Y hay una confusión entre la fiesta y el espectáculo turístico de masas.

-- La inmigración también ha trastocado el estatus de la fiesta...

-- Cada vez está menos claro dónde está la frontera de la comunidad que celebra la fiesta. Eso significa que las fronteras que cerraban se abren a los demás. La periferia se hace cada vez más importante. Lo que ya no se sabe es cuál es el nosotros que tenemos que celebrar. Habrá que aprender a hacer otro tipo de fiesta cuando ya no queden comunidades cerradas. Hay que reconstruir otro espacio público abierto a los otros. La ciudad ya no es sólo para nosotros, también es para compartir con los demás.

-- Imposible no hablar de la fiesta de los toros, que en España se considera La Fiesta, con mayúsculas...

-- Desarrollo eso en La ideología española. La fiesta de los toros expresa en España la naturaleza de las relaciones políticas. Gobierno y oposición se torean... Una lucha política que tiende a tomar al adversario por sorpresa con técnicas de acoso y derribo. Somos sectarios y destructivos. Y el vicio español es intentar sacar partido de la cosa pública sin pagar impuestos: sacar tajada del estado, pero sin pagar impuestos y tratando de trincar.

-- Vuelvo a su libro Estado de fiesta, donde anota que está todavía por inventar la fiesta política vinculada a la libertad personal...

-- Tenemos la fiesta mayestática del poder o las fiestas colectivas que son las revoluciones. Cuando la revolución triunfa es una fiesta: todo parece posible y se sacraliza lo público. Pero, por desgracia, las revoluciones a largo plazo son una tragedia con muchas víctimas.

--¿Cómo se puede compaginar la exaltación de la comunidad y el mantenimiento de las libertades personales?

-- Es una contradicción irresoluble. Por unos pocos días, en la fiesta, que es la expresión de la utopía, parece coincidir lo público y lo privado, lo individual y lo colectivo. Por eso gustan tanto las fiestas.