Maria Arnal es una de esas voces fantásticas que Cataluña está dando en los últimos años; un gozoso grupo de intérpretes en el que hay que incluir (hay más, claro) a Silvia Pérez Cruz, Rosalía y Maria Coma. Cada una con su estilo y su vaina sonora, pero brillantes en cualquier caso. Y conviene dejar constancia de que con Maria forma un dúo indisoluble el guitarrista Marcel Bagés, otro que tal baila; o sea, un músico indagador e imaginativo, de la escuela Refree. Juntos y musicalmente revueltos Maria (sin tilde, en catalán) y Marcel van por los escenarios del mundo ofreciendo un espectáculo fascinante con la memoria como argumento más o menos principal.

Memoria, textual y musical, recombinada y reformulada, sí, pero comprometida en cualquier caso. ¿Memoria del porvenir? También. Maria y Marcel indagan en los archivos sonoros, en la tradición, en el bagaje de compañeros ya desaparecidos, en la historia más o menos reciente, en los cuadernos de los poetas y en sus propias vivencias para armar una propuesta de letras revulsivas y músicas vibrantes. Ella juega con su voz como quien construye figuras de plastilina, pues además de poseer un timbre hermoso cuenta con facultades que le permiten pasar sin sobresaltos de los agudos a los graves, del grito a los matices, de los colores claros a los oscuros, de la fiereza a la ternura…. Y él hace lo propio con la guitarra y sus accesorios, trazando líneas melódicas, creando atmósferas, situándose en esa frontera imprecisa en la que el ruido se transforma en música…

El miércoles, dentro de ese ciclo imprescindible llamado Vagón de lujo, Arnal y Bagés (dicho así parece el nombre de una botiga), presentaron las canciones de 45 cerebros y 1 corazón, su primer álbum y algunas piezas más antiguas: Bienes, Jo no canto per la veu, Cançó de la Marina Ginestà, Cançó del taxista, Ball del vetlatori, A la vida (una pieza del añorado Ovidi Montllor), La gent, No he desijat mai cap cos como el teu, Canción fatal, Desmemoria, Tú que vienes a rondarme, Tu saps…

La oferta de Maria Arnal y Marcel Bagés es el epítome del esplendor de la memoria. La de ellos y la nuestra. Mañana vuelven a territorio aragonés para actuar en el festival oscense Periferias.