El Salón del Cómic de Zaragoza crece cada año y el de la actual edición cerró ayer sus puertas con unas cifras de público que lo convierten en un referente prácticamente imprescindible en las citas prenavideñas de la ciudad. Más de 7.500 pagaron su euro en taquilla (que servía para acceder los tres días), y a ellas hay que sumar los niños menores 12 años, que disfrutaban de entrada libre. En total, desde el viernes pasaron los sistemas contables de las puertas de la sala Multiusos más de 15.000 personas, lo que supone, según la organización, "1.500 personas más que el año pasado". Lo dicho, todo un éxito.

En cuanto a las ventas, los responsables de los estands y los autores reseñaban durante la mañana de ayer que "la crisis claro que se ha notado, pero se ha vendido de una forma aceptable", lo cual es también una buena señal para el salón y para un sector cada vez más demandado. Un buen ejemplo era el dibujante Íñigo Aguirre, que presentaba en el salón el segundo volumen de sus Ibéroes, un cómic autoeditado, y se mostraba realmente satisfecho de los resultados: "La verdad es que la mitad de lo que vendo lo hago en tiendas, y la otra mitad en los salones yo directamente; y tengo que decir que no me puedo quejar pues me ha ido bastante bien".

Pero más allá de las cifras, desde la organización Asun López hacía un balance más que positivo del salón, "pues valoramos otras cosas, como la asistencia a las presentaciones, que este año ha sido muy alta, que haya numerosos estands de otras ciudades, incluso extranjeros como ha sido Inipopgam, de Alemania, o la calidad de los autores que han pasado y que según nos han comentado se van con muy buen sabor de boca".

Una sensación que confirmaba el dibujante de El jueves Manel Fondevila, del que también se ha mostrado una exposición: "Me voy muy contento; pensaba que era un salón más pequeño pero es un señor salón, que aún así mantiene unas dimensiones apropiadas para que los autores podamos tener contacto con la gente y con los propios autores. Por ejemplo, he estado con Seguí (Premio Nacional de Cómic en 2009), al que me presentaron hace años en Barcelona, pero hasta hoy no hemos podido pasar un rato juntos hablando por fin. Este salón permite eso". El que también se va satisfecho es Jan, autor de Superlópez y Don Talarico, una de las estrellas de la cita, que no paró de firmar el sábado y el domingo, a pesar de tener ya una edad. De hecho, ayer a mediodía hubo que posponer el cierre ya que seguía habiendo fila y él era incapaz de negar a nadie un dibujo y una dedicatoria.