Hay muertes de cineastas a los que nunca habrás conocido pero que te afectan más por la cercanía que transmitieron sus obras. Jonathan Demme, fallecido ayer a los 73 años, víctima de un cáncer de esófago, es uno de ellos. Y si es cercano para varias generaciones de espectadores lo es, sobre todo, a través de la música. Uno de los mejores conciertos filmados de todos los tiempos, junto a El último vals de Martin Scorsese, pertenece a Demme: Stop making sense (1984). Supo estar a la altura de la música de Talking Heads y de las ideas visuales y de diseño de su líder, David Byrne.

No es, ni mucho menos, su única aproximación al rock. Amigo de Neil Young, realizó tres películas con el músico canadiense: Heart of gold (2006), filmación de un concierto acústico; Trunk Show (2009), documento de una de sus fogosas actuaciones eléctricas, y Neil Young Journeys (2011), sobre su regreso a Canadá.

BANDA INDIE / The Feelies, una banda indie de Nueva Jersey, también estuvo muy presente en su cinematografía: es el grupo que aparece tocando en la secuencia de la fiesta de reunión de antiguos alumnos de un instituto en Algo salvaje (1986), colaboraron en la banda sonora de Casada con todos (1988) y, en sus inicios, Demme y The Feelies tuvieron un proyecto en común titulado The night of the living feelies y planteado con la estética de Cabeza borradora.

También dio la alternativa a Chris Isaak como actor -interpretó a un payaso en Casada con todos y a uno de los Swat de El silencio de los corderos (1991)-, encargó la banda sonora de La cárcel caliente (1974) a John Cale, la de Algo salvaje al mismo Cale y Laurie Anderson, y Byrne firmó la de Casada con todos. Bruce Springsteen y Neil Young compusieron dos canciones para Philadelphia (1993), ambas nominadas al Oscar: el Boss se llevó la estatuilla por la triste Streets of Philadelphia.

Demme tenía un gusto musical exquisito: New Order, Brian Eno, Deborah Harry, Ziggy Marley, Celia Cruz y The Go-Betweens son algunos de los que participaron en sus bandas sonoras. Su hijo, Brooklyn Demme, toca la guitarra en la secuencia de la fiesta de La boda de Rachel (2008).

Pero hay un momento determinante en la trayectoria de Demme, cuando encaró la historia del asesino en serie Hannibal Lecter y la agente del FBI Clarice Starling en El silencio de los corderos, cinta multipremiada (se llevó los cinco premios gordos de los Oscar: película, director, actriz, actor y guión). Antes se había formado en la productora de Roger Corman, quien le hizo debutar como director en 1974 con La cárcel caliente, un exploit sobre cárceles de mujeres. Siguió otra película independiente, Luchando por mis derechos (1976), sobre un moderno Robin Hood interpretado por Peter Fonda que lucha contra las compañías inmobiliarias; un thriller de clara influencia hitchcockiana, El eslabón del Niágara (1979), y una curiosa fabulación en torno a Howard Hughes, Melvin and Howard (1980).

PUNTO DE INFLEXIÓN / Stop making sense, la psicótica Algo salvaje y la mezcla de comedia y mafia Casada con todos le convirtieron, en la segunda mitad de los 80, en uno de los directores estadounidenses a tener en cuenta, pero fue el éxito de El silencio de los corderos lo que marcó un antes y un después en su carrera. Philadephia, que no es tanto una película sobre el sida como un alegato en contra la homofobia y el desamparo legal, fue su otro gran éxito. La carrera de Demme resulta después algo dispersa. Más películas rock como Storefront Hitchcock’(1998), un excelente retrato de Robyn Hitchcock; la adaptación de la novela de Toni Morrison Beloved (1998); documentales como The agronomist (2003), sobre el activista haitiano Jean Dominique, y Jimmy Carter man from plains (2007), así como remakes de Charada -La verdad sobre Charlie (2002)- y El mensajero del miedo (2004).

En los últimos años había realizado episodios para las series de televisión. En su último largometraje de ficción regresó al temario musical: Ricki (2015) es la historia de una estrella de rock a la vieja usanza, encarnada por Meryl Streep. Su trabajo más reciente es un documental sobre Justin Timberlake. Nunca separó el cine del rock.