Vivió y estudió en Zaragoza, Madrid, París y Alemania, pero nunca se olvidó de su Maella natal. Mientras estaba estudiando en Alemania, con los mejores maestros, José Peris Lacasa se cansó de «mantequillas todas las noches. Te acuerdas de la borraja y de las alcachofas de Maella. Y además, uno también piensa que hay que volver a tu pueblo y ayudar si puedes». Y así fue.

El compositor, pedagogo y organista aragonés José Peris Lacasa falleció la madrugada de ayer en Madrid a los 92 años, dejando atrás un gran legado musical y numerosos reconocimientos. Ya ayer por la tarde se celebró una ceremonia en el Tanatorio de San Isidro madrileño y sus restos mortales se trasladarán a su localidad natal, en la que seguía teniendo una casa, «venía siempre que podía, antes una vez al año y últimamente menos», señaló ayer el alcalde de Maella, Jesús Gil; quien reconoció que Peris Lacasa seguía manteniendo lazos con su tierra, la que ha elegido para descansar.

Peris Lacasa era un hombre de palabra. Quería ayudar a su pueblo, musicalmente hablando, y lo hizo, ya que llevó a Maella a tres sinfónicas... «y yo feliz de ver llorar a la gente», reconocía en una entrevista a este diario en el 2014, cuando pronunció en la CAI una conferencia dentro del 150º aniversario del Ateneo de Zaragoza.

Organista, compositor y pedagogo, estaba convencido de que la música «te eleva, te pone en una situación más sensible. Sin la música el individuo es mucho más basto, aún con las mismas condiciones»; al mismo tiempo que aseguraba que «se ha impuesto una música que gusta mucho a la juventud pero no es la música que te eleva, te ennoblece. Igual se hace más música pero presta peor servicio a la sociedad».

DE MAELLA A MUNICH / Nacido en la localidad zaragozana de Maella en 1924, comenzó allí su aprendizaje musical, para continuarlo en el Conservatorio de Zaragoza. De ahí se trasladó a Madrid, París (final sus estudios con el Premio Extraordinario de Composición y el Nacional de Fin de Carrera) y Munich, donde llegó para estudiar con Carl Orff, uno de sus músicos de referencia, de quien se convertiría en fiel discípulo.

A comienzo de los años 60, contra los deseos del maestro, decidió volver a España de la mano de Óscar Espla, incorporándose al Conservatorio Superior de Música de Alicante. En 1973 comenzó su relación con la Universidad Autónoma de Madrid, que creó, poco después, un doctorado para titulados superiores de música.

Desde el año 1982 fue asesor de música de Patrimonio Nacional, donde dirigió la restauración de una colección de Stradivarius.

RECONOCIDO EN ARAGÓN / Peris Lacasa aseguraba que no le importaba no ser reconocido, aunque también que «a todo el mundo le gusta que le hagan alguna vez un homenaje... y más vale que te lo hagan vivo que muerto». Y Aragón le rindió varios tributos. en el 2007, con la Sociedad Filarmónica, entidad que volvió a hacerlo en el 2012. En 2014 inauguró el curso del Conservatorio Superiror de Música de Aragón y da nombre al Conservatorio de Alcañiz.

ANTE EL PAPA / La obra de Peris Lacasa sigue la estela de su maestro Orff, caracterizándose por la fuerza rítmica y por una instrumentación orgánica, espontánea y refinada. Firmó a lo largo de su vida más de 80 obras y nunca paró de componer.

En 2010 dirigió ante el Papa Benedicto XVI la obra Las últimas siete palabras de Cristo, de Haydn, con motivo de su onomástica, pieza que luego interpretó en la Seo zaragozana el cuarteto Munich y la cantante española Ana María Sánchez.

En el año 2014 estrenó por partida doble, primero, una nueva versión para canto y cuerdas de Las siete últimas palabras de Nuestro Salvador en la Cruz, de Haydn; y después Jota, que sonó en Zaragoza y en Berlín, de la mano del pianista Luis Fernando Pérez; y de la Berlin Opera Chamber Orchestra, respectivamente. En el 2016, volvió al Auditorio para un nuevo y sentido homenaje.