Cada vez más músicos convierten a sus fans en auténticos mecenas para publicar discos o poder irse de gira en condiciones. El hecho de darle esquinazo a las discográficas y de eliminar intermediarios les supone una independencia y una burbuja de oxígeno que les ayuda a salir a flote. Internet es la herramienta indispensable. Y sus admiradores, convertidos en los productores ejecutivos de sus propuestas, logran a cambio compensaciones exclusivas según sus aportaciones. El crowdfunding no es un invento de este año. El grupo británico Marillion (considerado el pionero) así como la directora y compositora Maria Schneider (la primera que ganó un Grammy con un álbum grabado mediante este sistema) llevan tiempo demostrando el éxito de la estrategia. Y en España la fórmula está propiciando resultados que ni sus propios protagonistas sospechaban. Incluso en Aragón, hay algunos como Hola hola hermanita o la compañía Títeres sin cabeza que se han lanzado a explorar las posibilidades del crowdfunding.

Una de las propuestas que más furor ha causado ha sido la de la película El cosmonauta que logró recaudar 255.000 euros (una de las cifras más altas registradas en todo el mundo con este sistema de financiación) gracias a 4.000 inversores. El filme es un drama histórico que nació de la imaginación de tres veinteañeros (Bruno Teixidor, Carola Rodríguez y Nicolás Alcalá) y que estuvo a punto de caerse cuando se cayeron 120.000 euros que había prometido una coproductora: "Elaboramos un vídeo para pedir aportaciones y conseguimos 120.000 euros en tres días. A partir de ese momento, empecé a creer en los milagros, cuenta, emocionado, Nicolás Alcalá, director.

Y es que el componente emocional es un factor muy importante en el crowdfunding. Miquel Gil ha financiado su nuevo disco, X marcianes, con los 12.200 euros que logró en 40 días, el tiempo que marca la plataforma que él utilizó, Verkami. Envió su proyecto a esta empresa de Mataró y a

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