--¿Entre qué géneros se mueve Secretos del arenal?

--Es una novela negra con un alto componente emocional y además muy sensorial al incluir el tema del vino. También he incluido una banda sonora de uno de mis grupos preferidos que son Los Secretos y otro tipo de canciones de Pablo Milanés, boleros, tangos y rancheras. Cuento dos historias en una sola novela, una en la actualidad y otra en la Sevilla de los años 40. Una gira en torno a un crimen sin resolver y la otra en torno a un crimen sin castigar.

--¿Por qué ha escrito esta novela?

--Porque somos un híbrido entre cultura e instinto. Desde niños nos llenan de tabúes con la religión, la cultura y la moral. Pero esa parte animal la tenemos dentro. Como lector de periódicos, veo crímenes de mujeres continuamente y luego ves que el asesino, a los pocos años, sale de la cárcel o los violadores aprovechan los permisos penitenciarios para volver a delinquir, y me siento indignado. Como escritor me he permitido ajustar cuentas que como ciudadano no puedo.

--Ahonda en el sentimiento de las víctimas...

--Me he querido poner en el papel de las familias. Me llama la atención que los padres de una niña violada y asesinada no esperen al asesino en la puerta de la cárcel. Como novelista he querido reflexionar sobre lo que yo sería capaz de hacer por odio o por venganza.

--Se hilvanan dos historias diferentes pero se pueden concebir de forma independiente.

--Desde el punto de vista del narrador me planteé dos retos: el de escribir dos historias que tuviesen la misma fuerza, incluso que se pudiesen leer de forma independiente, y escribir en la voz de una mujer.

--¿Cómo se ha documentado?

--Leo muchos libros, tesis y novelas que se desarrollan en las ciudades sobre las que voy a escribir. He podido tener testimonios de personas reales. Me cuesta mucho escribir, soy de fotografía, de buscar el instante, a la hora de escribir me pasa lo mismo, intento buscar la palabra precisa. En total, me ha costado unos dos años escribir la novela.

--¿Qué aporta la Sevilla de los 40 y el Bilbao actual?

--Quería hacerle un pequeño homenaje a la Sevilla alejada de tópicos. La Giralda no aparece, intencionadamente. Como escritor he tenido una de las experiencias más gratificantes porque uno de mis informadores era un señor de casi 99 años que vivió en primera persona esa época. Cuando salió la novela se la leyó de una tacada y se quedó sorprendido de la recreación de la Sevilla que él vivió. Decía Eduardo Mendoza que para escribir una ciudad hay que ser de ella y vivirla desde la distancia.

--Un componente importante de la novela es la enología, ¿Por qué esa curiosidad por los vinos?

--Tuve la suerte de conocer a los dos campeones de España de Nariz de Oro 2012, José Joaquín Cortés y Olalla Elorriaga, y gracias a ellos he aprendido a catar un vino e incluso un personaje de la novela está inspirado en uno de ellos.

--¿Qué significó para tí recibir el Premio Ateneo de Sevilla?

--Fue la noticia literaria más bonita de mi vida. Sobre todo, lo importante de un premio así es que te da la posibilidad de llegar a muchos más lectores, que tu novela esté presente en cualquier librería.

--¿Cuál es el siguiente paso?

--Escribí dos novelas con el mismo personaje, Don Fernando de Zúñiga, al que tengo aparcado desde hace cinco años. Mi intención ahora es llevarlo a la Venecia de 1674 en su tercera aventura, que será mi quinta novela.