--Unos antiLópez en la sala López. ¿Tendrá final feliz?

--Era muy romántico la última vez que fuimos a Zaragoza y visitamos la López. De hecho, tenemos amigos de profesión y todo el mundo nos ha hablado muy bien y vamos a perder nuestra virginidad allí (ríe).

--Se mueven entre la música, el humor y el teatro. ¿Cómo definen lo que hacen?

--Es chiripop absurdo depresivo con catarsis tragicómica. Todo el mundo necesita etiquetas cuando la música es algo universal y super abierto.

--¿Qué cuenta Por desamor al arte?

--En nuestro disco Ser músico contábamos eso de dejar la casa e irte a la gran ciudad a intentar cumplir tu sueño. En Por desamor al arte contamos la llegada del músico a la ciudad y cómo se da de bruces con la industria y comprende que los sueños se cumplen pero siempre y cuando lo que tu hagas sea digestivo y, como decimos nosotros, que tu música sea una manera fácil y divertida de comer verdura (ríe). Hay mucha gente llamando a las mismas puertas y teníamos que conseguir la manera de llegar al público y ser honestos.

--¿Qué objetivo tienen?

--A nivel empresarial, conseguir llevar al mayor número de minorías posibles. Eso ya nos daría para pagar las facturas.

--¿Qué diferencian sus discos a sus conciertos?

--Llevamos doce años de carrera y tenemos dos discos. En España, la gente habla de un directo bueno cuando se parece al disco. Nosotros quisimos romper con eso desde el principio porque como creativos, nos parece una actitud muy hipócrita. En el disco se nos ve reflejados como músicos y en el directo como individuos y eso crea un vínculo con el público.

--Como dice su canción, ¿qué porcentaje de Cantautores suicidas tienen?

--¿Y quién no es cantautor suicida? Alejandro Sanz y Pablo Alborán también son cantautores y todos somos suicidas porque hacer música no está pagado.

--El sector musical se queja de su situación. ¿Hay que renovarse?

--El cine tiene su academia avalada por el Ministerio de Cultura. La música se muere porque está gestionada por empresas privadas. Los conciertos han tenido una subida porque la gente ha comprendido que un disco y un concierto cuestan lo mismo.